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lunes, 22 de julio de 2013
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miércoles, 15 de mayo de 2013
Esguince de tobillo: adaptaciones y maneras de mejorarlo.
El esguince de tobillo es una lesión común que puede producirse en
cualquier etapa de la vida: niñez, adolescencia, madurez o vejez. Donde una
tensión brusca de la articulación del tobillo distiende sus ligamentos produciendo
un daño de mayor o menor grado de los mismos.
El tratamiento es principalmente conservador, dando prioridad al tiempo.
Para su diagnóstico y
tratamiento, el esguince es clasificado según el grado de rotura del ligamento
o ligamentos distendidos:
- Primer grado: distensión sin rotura.
- Segundo grado: aparece rotura parcial en algunas fibras.
- Tercer grado: la rotura es completa o prácticamente total, lo que deja a la articulación “inestable”.
En este tipo de enfoque, con cada grado describe un aumento de la
intensidad de la reacción del cuerpo (principalmente la inflamación), y del
tiempo de recuperación así como el tipo de tratamiento a seguir.
El tobillo tiene un papel esencial en:
- Estática.
- Equilibrio.
- Desplazamiento (andar, saltar, etc.).
Es por esto que un esguince de tobillo mal recuperado puede generar problemas
en otras zonas del cuerpo así como un bajo rendimiento deportivo y, según el
caso, laboral.
Además del tratamiento
conservador se pueden seguir otro tipo de recomendaciones; por ejemplo:
Drenaje linfático manual: mejora la inflamación y el edema,
evita así daños mayores en el tejido y acorta enormemente el tiempo de recuperación;
en la medida que disminuye la inflamación hace lo mismo con el dolor.
Aplicación de arcillas: ayudan a remineralizar y bajan inflamaciones.
Diferentes tipos de vendajes: rígidos, semielásticos, elásticos y
tape. Es importante adaptar el tipo de vendaje a la evolución de la lesión para
así no perjudicar la recuperación.
Técnicas manuales: recuperan la movilidad de las articulaciones y
fascias. La osteopatía cuenta con formas de trabajo suaves como la “funcional”,
pudiendo comenzar a mejorar el tobillo desde los primeros días donde la sensibilidad
al dolor es mayor.
Técnicas para recuperar la propiocepción: la propiocepción es lo
que le dice en todo momento a la persona, donde se encuentran cada una de
sus “partes”, y es esencial para una coordinación eficaz de las
extremidades, cabeza y tronco, en este caso, la de las articulaciones del tobillo
entre si, al mismo tiempo que respecto a el resto del cuerpo.
Homeopatía: puede aliviar el dolor y disminuir el edema.
INDIBA: instrumento de termoterapia que produce calor en los
tejidos; la temperatura mejora la circulación, la movilidad y la sensibilidad
de los ligamentos, fascias y músculos.
Otras técnicas son:
- Imanes: plano energético.
- Ejercicios de rehabilitación: fisioterapia.
- Ortomolecular: minerales, vitaminas, enzimas.
- Fitoterapia: utiliza la combinación de plantas “medicinales”.
- Sales de Schüssler: aportan nutrientes básicos del mesénquima celular.
Personalización del trabajo:
Diferentes condicionantes hacen que el esguince de una persona en su
conjunto sea diferente al de otra e, incluso, que un esguince sufrido por la
misma persona en otro momento de su vida sea diferente, condicionando su
tratamiento y recuperación; algunos son:
- Nivel de estrés en el cuerpo.
- Emociones.
- PH del tejido.
- Tipo de alimentación.
- Edad.
- Sexo.
- Cicatrices de operaciones o cortes en la zona.
- Esguinces anteriores, etc.
Estos y otros elementos individualizan
el resultado y hacen que se requiera un trabajo personalizado;
cualquier variante produce una modificación de las condiciones y de la
evolución.
Sirva como ejemplo señalar que, no es lo mismo un esguince producido
mientras se juega en el patio del colegio que el que se genera en un accidente
de tráfico.
Para la personalización del trabajo la Antiterapia utiliza los tests de biofeedback.
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lunes, 14 de enero de 2013
Tratamiento manual del músculo piramidal en caso de ciáticas.
La ciática es el dolor
producido a lo largo del trayecto del nervio ciático, que tiene como condición la inflamación del mismo.
El dolor se puede sentir a lo
largo de la parte posterior y externa de la pierna, desde la parte del glúteo
hasta la zona del empeine y meñique del pie.
Suele ser agudo, y, en
ocasiones, le acompañan sensaciones de quemazón, hormigueo y/o pérdida de
sensibilidad y fuerza.
El origen es variado; a nivel
físico o estructural, puede aparecer por el deterioro de los discos que se
encuentran entre las dos últimas vértebras lumbares.
El tratamiento puede ser
manual y/o médico, llegando algunas veces al quirúrgico, donde será necesario
llevar a cavo una buena recuperación de los tejidos de la zona, debido a la
cicatriz, la inflamación y retracción de estos, por ejemplo tratándose de:
- Meninges.
- Fascias lumbares, pélvicas y abdominales.
- Ligamentos de las articulaciones lumbares, sacroiliacas y pélvicos en general.
- Vísceras abdominales: intestinos delgado y grueso.
- Vísceras pélvicas: vejiga, colon sigmoides (tramo final del colon), útero, ovarios, etc.
No obstante, algunos
tratamientos no tienen el efecto esperado debido a que, en ocasiones, el origen
no se encuentra en la lesión de los discos articulares, sino más abajo, en la
presión que ejerce el músculo piramidal sobre el nervio ciático cuando este
está excesivamente contraído.
El músculo piramidal se
encuentra en la zona glútea, se origina en el hueso sacro, donde adquiere su
forma más abierta, y se inserta sobre el trocánter mayor de la cadera, que es
una zona más pequeña, lo que le hace más estrecho que en su origen, dándole un
aspecto triangular o piramidal; para hacerse una idea mejor de su localización,
vendría a estar más o menos, a la altura del bolsillo trasero de un pantalón
vaquero.
Cuando este músculo se
contrae puede llegar a irritar el nervio ciático, produciendo el dolor
característico de una ciática, ya que parte de las fibras de este pasan a
través del vientre del músculo.
El nervio ciático pasa
normalmente por debajo del músculo piramidal, a veces, por arriba, y en otras
ocasiones entre medias de las fibras del vientre muscular; la relación de las
fibras del nervio con el músculo, es directa, lo que ocasiona que los cambios
de tono en el músculo puedan afectar al nervio*.
Al mismo tiempo, la tensión
del músculo puede “arrastrar” el hueso sacro, que es la base de la columna
lumbar, y provocar una escoliosis (desviación de la columna), lo que estira e
irrita el nervio; La desviación de la columna añade tensión a los discos
vertebrales aumentando la posibilidad de lesión.
La manera de liberar la
presión es reducir la contracción del músculo, devolviéndole, en la medida de
lo posible, su tono normal.
Por su puesto, esto pasa por
encontrar el origen de la contracción excesiva de este, ya sea:
- Desviaciones de columna.
- Lesiones.
- Traumatismos.
- Cirugías.
- Golpes directos.
- Mal apoyo de la base del cuerpo (lesiones ascendentes por calzado inadecuado, esguinces de tobillo, etc.).
- Lesiones descendentes por problemas de cuello, boca, hombro, etc.
- Alteraciones viscerales: abdominales (riñones, intestinos), o pélvicas (vejiga, ovarios, mucosa de vagina, próstata, etc.).
Una vez descartados diferentes
problemas, y solucionado el origen principal, se pueden utilizar técnicas de
regulación del tono nervioso del músculo, como por ejemplo:
Técnica de Jones:
Se trata de la búsqueda de un
“silencio sensorial” durante unos 90”, que corta el “arco reflejo” que mantiene
excitadas las terminaciones nerviosas del músculo, impidiendo su relajación.
Técnica de inhibición
directa:
Se trata de una presión
directa sobre el músculo, con el dedo o un objeto romo, que produce una
isquemia o falta de sangre en la terminación nerviosa, disminuyendo su
sensibilidad y deteniendo la respuesta refleja que mantiene el músculo
contraído.
Estiramientos isométricos:
Son estiramientos del
músculo, previa contracción del mismo durante unos pocos segundos, lo que
provoca la inhibición refleja de los órganos sensoriales situados en los
tendones de los músculos trabajados.
Músculo-energía: similar a la
anterior.
Aplicación de frío o calor,
según sea el caso:
El frío tiene un efecto
analgésico por la inhibición que crea en el nervio al producir la retirada de la
sangre en la zona (ver como después de colocar un hielo sobre la piel, esta
aparece blanca); el calor a menudo tiene un efecto sedante, aunque suele ser
menos fuerte que el del frío, no se debe descartar su utilización, ya que puede
ser el indicado.
Técnica neuromuscular:
Tiene un efecto de regulación
general sobre el sistema nervioso simpático y parasimpático, que mejora la
circulación, y por lo tanto, la congestión del músculo; además, la técnica
recorre el trayecto de las raíces nerviosas que inervan los músculos,
consiguiendo un efecto sedante.
Más información sobre el tema en el artículo:El síndrome del piramidal: ¿qué es? ¿cuáles son sus causas y síntomas más comunes?.
*Se puede encontrar una imagen
en Travell y Simons: Myofascial Pain and Dysfunction, 1983.
Petición de cita:
Telf. 665 197 613.
lunes, 10 de diciembre de 2012
Seguir cuidándose después de visitar al dentista.
Después de la necesaria visita al
dentista, y debido a la posición que se a de mantener durante ella: apertura
máxima de la boca, y extensión del cuello; unido al trabajo dental que se hace
para solucionar el problema por el que se acude, pueden quedar importantes tensiones
en boca y cuello, principalmente en sus:
- Articulaciones.
- Ligamentos.
- Músculos.
- Fascias.
- Mucosas.
En ocasiones, el cuerpo no es capad de
solucionar por sí solo las tensiones creadas; estas no pueden desaparecer completamente,
e incluso, llegan a aumentar generando otros tipos de problemas:
- Dolor y limitación de movimiento en la mandíbula (A.T.M.).
- Alteración del nervio trigémino.
- Dolor de cabeza.
- Molestias en el cuello.
- Mareos.
- Molestias de hombro.
- Dolor de espalda.
- Molestias en las lumbares.
- Ciática.
- Tensión perineal (problemas en la esfera genital: regla, sexo, etc.).
- Escoliosis (la columna de adapta a partir de la tensión en las primeras vértebras cervicales).
- Limitación del movimiento en articulaciones de boca y cuello en general.
Por lo que, para que las tensiones
puedan desaparecer, y recuperar así el movimiento fluido y sin molestia,
anterior; puede ser necesaria la ayuda de un terapeuta manual.
El tratamiento manual se dirige
entonces, a aliviar la tensión que existe en: mandíbula, músculos y fascias de
la base del cráneo (nuca), el hueso hioides, cuello en general y espalda alta
(trapecio, etc.), principalmente.
Se utilizan diferentes técnicas de
terapia manual:
- Estiramientos.
- Correcciones articulares.
- Eliminación de puntos gatillo (irradian dolor a otras zonas).
- Masaje.
- Técnicas funcionales.
- Terapia sacrocraneal.
Estas seguirán un orden de prioridad,
que se establece a partir de las particularidades de la persona.
Para ello se podrán utilizar, a parte
de una historia de vida, los diferentes tests de biofeedback, aplicados a la
terapia manual.
El tratamiento permite recuperar la
funcionalidad de la zona, eliminar las molestias que aparecen los días
posteriores, y evitar futuros problemas.
En el caso de los niños, es importante
tener esto en cuenta, ya que de lo contrario puede condicionar su crecimiento y
originar muchas de las dolencias que sufren a lo largo de sus vidas.
Algunas de las profesiones y
actividades, en las que es necesario prestar especial atención y cuidado a la
boca y el cuello:
- Cantantes.
- Actores.
- Oradores en general (maestros, políticos, speakers, etc.).
- Deportistas (movimiento de la cabeza respecto al cuerpo: precisión en golpeo, equilibrio, etc.).
- Bailarines (mismos motivos que un deportista).
- Buceo.
En realidad, todas las que necesiten
de buena expresión, un movimiento de cuello fluido, equilibrio, etc.
Petición de cita:
Telf. 665 197 613.
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