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miércoles, 15 de mayo de 2013

Esguince de tobillo: adaptaciones y maneras de mejorarlo.





El esguince de tobillo es una lesión común que puede producirse en cualquier etapa de la vida: niñez, adolescencia, madurez o vejez. Donde una tensión brusca de la articulación del tobillo distiende sus ligamentos produciendo un daño de mayor o menor grado de los mismos.


El tratamiento es principalmente conservador, dando prioridad al tiempo.

Para su diagnóstico y tratamiento, el esguince es clasificado según el grado de rotura del ligamento o ligamentos distendidos:
  • Primer grado: distensión sin rotura.
  • Segundo grado: aparece rotura parcial en algunas fibras.
  • Tercer grado: la rotura es completa o prácticamente total, lo que deja a la articulación “inestable”.


En este tipo de enfoque, con cada grado describe un aumento de la intensidad de la reacción del cuerpo (principalmente la inflamación), y del tiempo de recuperación así como el tipo de tratamiento a seguir.

El tobillo tiene un papel esencial en:
  • Estática.
  • Equilibrio.
  • Desplazamiento (andar, saltar, etc.).


Es por esto que un esguince de tobillo mal recuperado puede generar problemas en otras zonas del cuerpo así como un bajo rendimiento deportivo y, según el caso, laboral.


Además del tratamiento conservador se pueden seguir otro tipo de recomendaciones; por ejemplo:

Drenaje linfático manual: mejora la inflamación y el edema, evita así daños mayores en el tejido y acorta enormemente el tiempo de recuperación; en la medida que disminuye la inflamación hace lo mismo con el dolor.

Aplicación de arcillas: ayudan a remineralizar y bajan inflamaciones.

Diferentes tipos de vendajes: rígidos, semielásticos, elásticos y tape. Es importante adaptar el tipo de vendaje a la evolución de la lesión para así no perjudicar la recuperación.

Técnicas manuales: recuperan la movilidad de las articulaciones y fascias. La osteopatía cuenta con formas de trabajo suaves como la “funcional”, pudiendo comenzar a mejorar el tobillo desde los primeros días donde la sensibilidad al dolor es mayor.

Técnicas para recuperar la propiocepción: la propiocepción es lo que  le dice en todo momento a la persona, donde se encuentran cada una de sus “partes”, y es esencial para una coordinación eficaz de las extremidades, cabeza y tronco, en este caso, la de las articulaciones del tobillo entre si, al mismo tiempo que respecto a el resto del cuerpo.

Homeopatía: puede aliviar el dolor y disminuir el edema.

INDIBA: instrumento de termoterapia que produce calor en los tejidos; la temperatura mejora la circulación, la movilidad y la sensibilidad de los ligamentos, fascias y músculos.

Otras técnicas son:
  • Imanes: plano energético.
  • Ejercicios de rehabilitación: fisioterapia.
  • Ortomolecular: minerales, vitaminas, enzimas.
  • Fitoterapia: utiliza la combinación de plantas “medicinales”.
  • Sales de Schüssler: aportan nutrientes básicos del mesénquima celular.


Personalización del trabajo:

Diferentes condicionantes hacen que el esguince de una persona en su conjunto sea diferente al de otra e, incluso, que un esguince sufrido por la misma persona en otro momento de su vida sea diferente, condicionando su tratamiento y recuperación; algunos son:
  • Nivel de estrés en el cuerpo.
  • Emociones.
  • PH del tejido.
  • Tipo de alimentación.
  • Edad.
  • Sexo.
  • Cicatrices de operaciones o cortes en la zona.
  • Esguinces anteriores, etc.


Estos y otros elementos individualizan el resultado y hacen que se requiera un trabajo personalizado; cualquier variante produce una modificación de las condiciones y de la evolución.

Sirva como ejemplo señalar que, no es lo mismo un esguince producido mientras se juega en el patio del colegio que el que se genera en un accidente de tráfico.

Para la personalización del trabajo la Antiterapia utiliza los tests de biofeedback.





lunes, 14 de enero de 2013

Tratamiento manual del músculo piramidal en caso de ciáticas.



La ciática es el dolor producido a lo largo del trayecto del nervio ciático, que tiene como condición la inflamación del mismo.

El dolor se puede sentir a lo largo de la parte posterior y externa de la pierna, desde la parte del glúteo hasta la zona del empeine y meñique del pie.

Suele ser agudo, y, en ocasiones, le acompañan sensaciones de quemazón, hormigueo y/o pérdida de sensibilidad y fuerza.

El origen es variado; a nivel físico o estructural, puede aparecer por el deterioro de los discos que se encuentran entre las dos últimas vértebras lumbares.


El tratamiento puede ser manual y/o médico, llegando algunas veces al quirúrgico, donde será necesario llevar a cavo una buena recuperación de los tejidos de la zona, debido a la cicatriz, la inflamación y retracción de estos, por ejemplo tratándose de:

  • Meninges.
  • Fascias lumbares, pélvicas y abdominales.
  • Ligamentos de las articulaciones lumbares, sacroiliacas y pélvicos en general.
  • Vísceras abdominales: intestinos delgado y grueso.
  • Vísceras pélvicas: vejiga, colon sigmoides (tramo final del colon), útero, ovarios, etc.


No obstante, algunos tratamientos no tienen el efecto esperado debido a que, en ocasiones, el origen no se encuentra en la lesión de los discos articulares, sino más abajo, en la presión que ejerce el músculo piramidal sobre el nervio ciático cuando este está excesivamente contraído.

El músculo piramidal se encuentra en la zona glútea, se origina en el hueso sacro, donde adquiere su forma más abierta, y se inserta sobre el trocánter mayor de la cadera, que es una zona más pequeña, lo que le hace más estrecho que en su origen, dándole un aspecto triangular o piramidal; para hacerse una idea mejor de su localización, vendría a estar más o menos, a la altura del bolsillo trasero de un pantalón vaquero.

Cuando este músculo se contrae puede llegar a irritar el nervio ciático, produciendo el dolor característico de una ciática, ya que parte de las fibras de este pasan a través del vientre del músculo.

El nervio ciático pasa normalmente por debajo del músculo piramidal, a veces, por arriba, y en otras ocasiones entre medias de las fibras del vientre muscular; la relación de las fibras del nervio con el músculo, es directa, lo que ocasiona que los cambios de tono en el músculo puedan afectar al nervio*.

Al mismo tiempo, la tensión del músculo puede “arrastrar” el hueso sacro, que es la base de la columna lumbar, y provocar una escoliosis (desviación de la columna), lo que estira e irrita el nervio; La desviación de la columna añade tensión a los discos vertebrales aumentando la posibilidad de lesión.

La manera de liberar la presión es reducir la contracción del músculo, devolviéndole, en la medida de lo posible, su tono normal.

Por su puesto, esto pasa por encontrar el origen de la contracción excesiva de este, ya sea:

  • Desviaciones de columna.
  • Lesiones.
  • Traumatismos.
  • Cirugías.
  • Golpes directos.
  • Mal apoyo de la base del cuerpo (lesiones ascendentes por calzado inadecuado, esguinces de tobillo, etc.).
  • Lesiones descendentes por problemas de cuello, boca, hombro, etc.
  • Alteraciones viscerales: abdominales (riñones, intestinos), o pélvicas (vejiga, ovarios, mucosa de vagina, próstata, etc.).


Una vez descartados diferentes problemas, y solucionado el origen principal, se pueden utilizar técnicas de regulación del tono nervioso del músculo, como por ejemplo:


Técnica de Jones:
Se trata de la búsqueda de un “silencio sensorial” durante unos 90”, que corta el “arco reflejo” que mantiene excitadas las terminaciones nerviosas del músculo, impidiendo su relajación.

Técnica de inhibición directa:
Se trata de una presión directa sobre el músculo, con el dedo o un objeto romo, que produce una isquemia o falta de sangre en la terminación nerviosa, disminuyendo su sensibilidad y deteniendo la respuesta refleja que mantiene el músculo contraído.

Estiramientos isométricos:
Son estiramientos del músculo, previa contracción del mismo durante unos pocos segundos, lo que provoca la inhibición refleja de los órganos sensoriales situados en los tendones de los músculos trabajados.


Músculo-energía: similar a la anterior.

Aplicación de frío o calor, según sea el caso:
El frío tiene un efecto analgésico por la inhibición que crea en el nervio al producir la retirada de la sangre en la zona (ver como después de colocar un hielo sobre la piel, esta aparece blanca); el calor a menudo tiene un efecto sedante, aunque suele ser menos fuerte que el del frío, no se debe descartar su utilización, ya que puede ser el indicado.

Técnica neuromuscular:
Tiene un efecto de regulación general sobre el sistema nervioso simpático y parasimpático, que mejora la circulación, y por lo tanto, la congestión del músculo; además, la técnica recorre el trayecto de las raíces nerviosas que inervan los músculos, consiguiendo un efecto sedante.


*Se puede encontrar una imagen en Travell y Simons: Myofascial Pain and Dysfunction, 1983.


Petición de cita:
Telf. 665 197 613.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Seguir cuidándose después de visitar al dentista.




Después de la necesaria visita al dentista, y debido a la posición que se a de mantener durante ella: apertura máxima de la boca, y extensión del cuello; unido al trabajo dental que se hace para solucionar el problema por el que se acude, pueden quedar importantes tensiones en boca y cuello, principalmente en sus:

  • Articulaciones.
  • Ligamentos.
  • Músculos.
  • Fascias.
  • Mucosas.


En ocasiones, el cuerpo no es capad de solucionar por sí solo las tensiones creadas; estas no pueden desaparecer completamente, e incluso, llegan a aumentar generando otros tipos de problemas:

  • Dolor y limitación de movimiento en la mandíbula (A.T.M.).
  • Alteración del nervio trigémino.
  • Dolor de cabeza.
  • Molestias en el cuello.
  • Mareos.
  • Molestias de hombro.
  • Dolor de espalda.
  • Molestias en las lumbares.
  • Ciática.
  • Tensión perineal (problemas en la esfera genital: regla, sexo, etc.).
  • Escoliosis (la columna de adapta a partir de la tensión en las primeras vértebras cervicales).
  • Limitación del movimiento en articulaciones de boca y cuello en general.


Por lo que, para que las tensiones puedan desaparecer, y recuperar así el movimiento fluido y sin molestia, anterior; puede ser necesaria la ayuda de un terapeuta manual.

El tratamiento manual se dirige entonces, a aliviar la tensión que existe en: mandíbula, músculos y fascias de la base del cráneo (nuca), el hueso hioides, cuello en general y espalda alta (trapecio, etc.), principalmente.

Se utilizan diferentes técnicas de terapia manual:

  • Estiramientos.
  • Correcciones articulares.
  • Eliminación de puntos gatillo (irradian dolor a otras zonas).
  • Masaje.
  • Técnicas funcionales.
  • Terapia sacrocraneal.


Estas seguirán un orden de prioridad, que se establece a partir de las particularidades de la persona.

Para ello se podrán utilizar, a parte de una historia de vida, los diferentes tests de biofeedback, aplicados a la terapia manual.

El tratamiento permite recuperar la funcionalidad de la zona, eliminar las molestias que aparecen los días posteriores, y evitar futuros problemas.

En el caso de los niños, es importante tener esto en cuenta, ya que de lo contrario puede condicionar su crecimiento y originar muchas de las dolencias que sufren a lo largo de sus vidas.

Algunas de las profesiones y actividades, en las que es necesario prestar especial atención y cuidado a la boca y el cuello:

  • Cantantes.
  • Actores.
  • Oradores en general (maestros, políticos, speakers, etc.).
  • Deportistas (movimiento de la cabeza respecto al cuerpo: precisión en golpeo, equilibrio, etc.).
  • Bailarines (mismos motivos que un deportista).
  • Buceo.


En realidad, todas las que necesiten de buena expresión, un movimiento de cuello fluido, equilibrio, etc.


Petición de cita:
Telf. 665 197 613.