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jueves, 18 de octubre de 2012

Programa de optimización corporal para el deportista.



 Te ayudamos a mejorar los resultados de tus objetivos deportivos y de salud.

Para ello tenemos un programa de acciones que mejoran la capacidad deportiva y recupera tus lesiones, pudiendo practicar deporte con fluidez y confianza.

Utilizamos los tests de biofeedback de Antiterapia (estáticos y dinámicos), para valorar y tratar las tensiones corporales relacionadas directamente con el rendimiento deportivo.

Trabajamos:
  • La corrección de las incompatibilidades alimenticias que disminuyen la capacidad  de adaptación del cuerpo al deporte.
  • La mejora de la asimilación de los alimentos y los complementos nutricionales, necesarios en cada actividad.
  • La eliminación de toxinas: metales pesados, pesticidas, etc.
  • La regulación de  los ritmos corporales.
  • La integración y coordinación del movimiento y la estática.
  • La capacidad sensorial y propioceptiva.


Resolviendo y previniendo las lesiones musculares y articulares, con un amplio grupo de terapias.

Corrigiendo tensiones relacionadas con las emociones que afectan el resultado del entrenamiento y la competición.

En general, el programa suaviza las tensiones corporales, y aumenta la capacidad de aprendizaje del cuerpo, reduce su gasto de energía al mínimo necesario para cada acción y proceso, lo que ayuda a obtener mejores resultados, al mismo tiempo que mantiene un estado corporal óptimo y sano.

En cada sesión, el experto hace una valoración personalizada sobre el tipo de trabajo a realizar, lo cual esta determinado por el historial del deportista, su objetivo particular, su estado corporal y la situación específica en la que se encuentra en cada momento.

Precio individual por sesión:

Primera sesión 100€ (historial, objetivos, tests especiales y regulación corporal).

Resto de sesiones 70€.

Valoración y regulación corporal con aparatos de medición y corrección bioeléctrica:

Tests de incompatibilidad de alimentos 150€.

Biorresonancia 30€.


Petición de cita:
Telf. 665 197 613


martes, 2 de octubre de 2012

Cómo nos puede ayudar la Osteopatía en caso de catarros, sinusitis, etc.



Con este artículo conoceremos lo qué puede hacer la terapia osteopática para mejorar los signos o síntomas que aparecen cuando se padecen problemas en las vías respiratorias de: nariz, senos paranasales y garganta.

El aparato respiratorio tiene mucha importancia en el mantenimiento de la salud.
  • Obtiene el oxígeno que da energía y vida a las células del cuerpo.
  • A través de él se puede percibir el mundo (las terminaciones olfativas de la nariz recogen información importante del entorno, relaciona con: el alimentación, el sexo, relaciones, peligros como fuego o gases, etc.).
  • Es la primera línea de defensa ante microbios y bacterias.
  • Una parte de este (la garganta), sirve para la ingestión de alimentos.

Un problema en cualquier parte de este sistema puede generar una incapacidad para adaptarse al día a día, y crear condiciones sobre las que se den problemas aún mayores.

Es muy común la inflamación, congestión y obstrucción en la zona de nariz y senos paranasales, que produce una serie de molestias por las que seguramente a pasado todo el mundo.

La osteopatía puede aliviar la congestión, suavizando y ayudando a que estas desaparezcan.

Algunas de ellas, son:
  • Mocos en nariz, garganta y senos paranasales (puede haber una cronificación: sinusitis, etc.).
  • Dificultad respiratoria (por mocos e inflamación de la mucosa).
  • Dolor de cabeza, y en ocasiones, de cuerpo en general: cuello, piernas, espalda, etc.
  • Estornudos.
  • Irritación de ojos: picor, lagrimeo, escozor, etc.
  • Cansancio (se está “molido”).
  • Dificultad para dormir (mayormente por no respirar bien en la posición de tumbado).

Según la causa y la capacidad de la persona para solucionarlo, puede darse otros problemas que acompañen a los anteriores; algunos son:
  • Afectación de oídos.
  • Nauseas y/o vómitos.
  • Fiebre.

También se pueden unir las derivadas de sustancias tomadas para evitar los signos típicos, por ejemplo:
  • Alergias.
  • Infecciones (en ocasiones la toma de antibióticos puede bajar la defensa del cuerpo ante hongos y parásitos en: vías respiratorias, boca, ojos, oídos, mucosa vaginal, etc.).
  • Problemas digestivos.
  • Problemas de sueño.

Resulta beneficioso para el cuerpo todo lo que le ayude a mantener y mejorar su capacidad para adaptarse a este tipo de problemas, de manera que el proceso de recuperación sea lo más eficaz, suave y rápido posible.

Cuando se carece de esta capacidad, los mismo procesos corporales encargados de solucionar el problema, pueden ser los que resulten lentos, incómodos y agotadores para la persona.

Si el cuerpo no tiene capacidad, el terapeuta deberá dirigir antes su atención a recuperarla.

Para esto, el osteópata pueden realizar técnicas manuales que mejoren las circulaciones, sanguínea y linfática, así como la función nerviosa de la zona donde se producen, en muchas ocasiones puede que esto sea suficiente.

La base del resultado de estas técnicas, es que pueden devolver a los tejidos corporales su capacidad de movimiento y grado de tensión originales.

Circulación arterial:

Proporciona nutrientes y oxígeno a los tejidos a la vez que inmunidad ante agentes agresores.

El sistema inmune es una especie de “inteligencia” natural que detecta cuando hay un desequilibrio en la zona y la manera de corregirlo; cuando no está bien, no se dispone de capacidad para corregir la situación.

Circulación venosa o de retorno:

Se encarga de deshacerse de los desechos de la zona. Limpia e impide con ello infecciones; cuando no está bien, se producen edemas (congestión) e infecciones.
(Consultar ley de la arteria de A.T. Still).

Sistema linfático:

Es el encargado de recoger el exceso de líquido (drenar el edema) y defender el cuerpo a través de los anticuerpos que crea y envía al lugar.

Una de las estrategias más habituales para mejorar la circulación (linfática, arterial y venosa), es la de liberar la tensión de la zona de la nuca, así como la de la zona alta del pecho y espalda, lugares por donde pasan los principales vasos sanguíneos y linfáticos de la cabeza.

Técnica para mejorar la circulación de cabeza



Las técnicas funcionales y sacro-craneales, son especialmente positivas (ver osteopatía suave y sacrocraneal).

Técnica para liberar el seno frontal


Sistema nervioso:

El sistema nervioso coordina y hace posible la función de las arterias, venas y vasos linfáticos, enviando y recibiendo estímulos para saber cual es la situación y las correcciones que han de llevarse acabo en todo momento.

En el caso de no encontrarse bien, el resto de respuestas ante el problema, pueden fallar.
Cuando se realiza una técnica osteopática se quita tensión de los tejidos (principalmente fascias), esta tensión es la que origina en muchas ocasiones un “bombardeo” de estímulos sobre el sistema nervioso autónomo (la tensión en una zona del cuerpo, nos irrita, molesta, cansa, etc. Y crea otras tensiones, además de quitarnos capacidad); al rebajarla se “libera” el sistema nervioso de una posible sobrecarga, por lo que se mejora su capacidad en casos de desequilibrios funcionales.

En este caso en particular, la regulación del sistema nervioso es esencial para el funcionamiento normal de la mucosa de nariz, senos paranasales y garganta, ya que el sistema simpático controla la irrigación de la mucosa y el parasimpático produce el moco.

Fascias:

Conectan partes del cuerpo, limitan la propagación de los edemas y de las infecciones, al mismo tiempo que pueden conducirlos a través de los canales de los espacios fasciales.

Proporcionan pasajes para la sangre, linfa y nervios, por lo que forman parte de la defensa, nutrición y regulación del cuerpo.

En el caso de problemas en la zona de la nariz y los senos paranasales, se presta una especial atención en quitar tensión y devolver movilidad a las fascias de la zona de cuello y parte alta de la espalda, que es el origen de la inervación simpática de la cabeza: ojos, garganta, nariz, senos, oídos, etc. Además de un importante paso de vasos sanguíneos y linfáticos.

Cuando se mejora todo lo anterior, se consigue una mejor capacidad de los recursos del cuerpo, traduciéndose en:
  • Mayor capacidad del sistema venoso y linfático para eliminar residuos: eliminación de edema, toxinas, bacterias, medicación etc.
  • Mejor funcionamiento de las células encargadas de crear y transportar el moco.
  • Mejor eliminación de moco que conlleva una mayor limpieza del tejido y cavidades internas de la nariz, senos, garganta e incluso oído interno, despejando las vías áreas.
  • Mayor aporte de sangre.
  • Mayor aporte de nutrientes, recuperación de daños, etc.
  • Menor congestión sanguínea y menor edema.
  • Disminución del dolor: cabeza, cuello, etc.
  • Mejor inmunidad: defensa ante microbios, bacterias, hongos, etc.

Resumiendo:

Cuando hay un problema en la zona de la nariz y senos paranasales, las molestias e incapacidad que producen en ocasiones, pueden ser mejoradas y recuperada con técnicas manuales que optimicen los procesos propios del cuerpo, consiguiendo con ello una recuperación más rápida y acompañado todo de molestias menos intensas de lo que serían sin esta ayuda.

Las técnicas osteopáticas son ideales para mejorar esta capacidad, gracias a la mejora que producen en la circulación de la zona, la regulación del sistema nervioso, la movilidad de articulaciones y fascias, y la recuperación del grado de tensión adecuado de los tejidos.

Además, el cuerpo gana un aprendizaje en positivo que podrá utilizar en el futuro, en vez de cronificarse y repetirse con la misma intensidad e incapacidad de recuperación cada año, con lo que se llega de nuevo al mismo tipo de solución, y por lo tanto, a los mismos resultados de problemas en la zona.

Es importante tener en cuenta que la repetición excesiva conlleva tensión y gasto de energía, y finalmente, agotamiento; lo que disminuye el buen estado corporal de la persona y la predispone a otros problemas.

Siempre es importante enfocar la situación desde varios ángulos, por lo que es recomendable acompañar el trabajo osteopático de otros recursos como por ejemplo:
  • Comprobación de la capacidad de respuesta del cuerpo.
  • Eliminar focos que interfieren en el trabajo y la solución del problema.
  • Regular las cicatrices próximas a la nariz, senos, garganta, oídos, cervicales, etc.
  • Descartar una posible toxicidad por: metales pesados, pesticidas, etc. Que dificultan e interfieren en las respuestas adecuadas del cuerpo.
  • Comprobar el PH del tejido (acidez o alcalinidad).
  • Valorar las carencias de nutrientes que existan en la mucosa y los tejidos de la zona.

De todo ello hablaremos en el siguiente artículo: Cómo nos puede ayudar la kinesiología  en caso de catarros, sinusitis, etc.

Las orientaciones que se ofrecen en este artículo, son sobre la capacidad del cuerpo para procesar una situación, y no, sobre la recuperación o tratamiento de una enfermedad; se recomienda para este cometido, exclusivamente, la labor del profesional sanitario.

Bibliografía.

Fundamentos de la Medicina Osteopática, Edit. Panamericana 2006, American Osteopatic Asocicion.

Técnica Neuromuscular: tratamiento de tejidos blandos. León Chaitow, Ediciones Bellaterra.

Principios de anatomía y fisiología. Tortora – Grabowski, Editorial, Harcourt.

Petición de cita: 
Telf: 665 19 76 13.
Correo: david.gv.consulta@gmail.com .

sábado, 22 de septiembre de 2012

Problemas que pueden mejorarse a través de las terapias de osteopatía y kinesiología.


“La osteopatía y la kinesiología se complementan para aumentar
así el campo de acción del terapeuta”

Osteopatía.

La osteopatía está indicada principalmente en problemas del aparato músculo
esquelético; influye de manera positiva en la movilidad de articulaciones
y órganos internos, y en la circulación linfática y sanguínea, por lo que
puede ayudar al tratamiento médico en la mejora de diferentes problemas,
disminuyendo la toma de medicación y el tiempo de recuperación.
Tiene un efecto regulador del tono nervioso, lo que es beneficioso para todos
los órganos en general, mejorando la capacidad del cuerpo para recuperar su
salud, y si se quiere, evitar recaídas en el futuro.
La osteopatía es recomendada para mejorar las disfunciones que se pueden
observar diariamente, independientemente de su origen.

Kinesiología.

  • La kinesiología abarca campos como el estado químico (carencias de
  • alimentos, toxicidad etc.), energético (carencia, exceso, bloqueo, etc.), físico
  • (lesiones, tensión, etc.) y emocional (estados emocionales repetitivos, en
  • exceso, defecto, etc.), aumentando así el campo de acción del terapeuta. La
  • kinesiología consigue un incremento de las posibilidades de trabajo a la hora
  • de mejorar una dolencia.
  • Gracias a estos dos métodos, se puede encontrar una regulación de los
  • desequilibrios funcionales antes de que puedan derivar en problemas ya de
  • tipo médico, como:
  • Molestias musculares.
  • Recuperación de lesiones (esguinces crónicos, rotura muscular, etc.)
  • “Bloqueos” de vértebras cervicales, dorsales o lumbares.
  • Tensión y molestias en la articulación mandibular (ATM).
  • Recuperación de cicatrices: “feas”, inflamadas, dolorosas, etc. Resultado de
  • operaciones, accidentes, cortes, etc.
  • Molestias menstruales (ocasionadas por alimentación, tensión de útero, uso
  • continuado de anticonceptivos, etc.).
  • Problemas en la esfera ginecológica por alteración de los músculos del suelo
  • pélvico (dolor, sequedad, irritación, etc.).
  • Problemas de hombro.
  • Problemas del nervio ciático, túnel carpiano, etc.
  • Problemas posturales y de movimiento (escoliosis, equilibrio, coordinación,
  • velocidad, pisada, etc.)
  • Bajo rendimiento escolar, laboral y deportivo.
  • Dolor de cabeza por problemas cervicales, de congestión, de boca, etc.
  • Problemas respiratorios derivados de sinusitis, estados catarrales, etc. con
  • carácter crónico.
  • Problemas de oídos, ojos, nariz o boca en general.
  • Problemas circulatorios (hinchazón, pesadez, etc.).
  • Granos, sequedad de piel, enrojecimiento, etc.
  • Estados emocionales repetitivos, en exceso, defecto, etc.
  • Incompatibilidad con alimentos.
  • Pesadez, gases, etc.
  • Hinchazón abdominal
  • Estreñimiento o diarreas.
  • Problemas de sueño.
  • Falta de energía.
  • Somnolencia y falta de atención.
  • Dificultad en el aprendizaje (integración de información, expresión, retención,
  • etc.).
 
Petición de cita: 
Telf: 665 19 76 13.
Correo: david.gv.consulta@gmail.com .

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Optimización del funcionamiento del cuerpo, ya sea para ganar salud o rendimiento (parte 2ª/1): tipos de movimiento: control automático, respuestas reflejas.


Esculturas de Peter Jansen enfocadas al estudio del movimiento http://humanmotions.com/index.html 


En la primera entrega de esta serie de artículos dedicados a la mejora del cuerpo para poder conseguir una mayor salud y/o un mejor rendimiento deportivo o laboral; vimos lo que representa para el cuerpo la estática y dinámica corporales y una de las maneras más interesantes que hay hoy en día de valorarlas: los tests de Antiterapia, explicando además el porqué de ello (ver artículo anterior).

Al final del artículo dimos el preámbulo a esta 2ª parte, en la que podremos conocer los diferentes tipos de movimiento que utiliza el cuerpo para adaptarse a las distintas situaciones diarias, a las que necesitamos entregarnos con el menor esfuerzo y gasto de energía posible, esto es: sufriendo la menor tensión que se pueda; lo que da a entender que los movimientos han de ser lo más ajustados posibles a cada situación y realizarse con la mayor fluidez.

Esto requiere de un músculo o grupo de músculos, y un tipo y grado, de contracción muscular para cada uno de ellos en cada ocasión, sugiriendo la idea de una integración y coordinación entre cada músculo, segmento corporal (miembros inferiores, tronco y cabeza), y centro de control del movimiento.

Con el objetivo de podernos centrar mejor en el tema, esta 2ª parte está divida en 3 secciones: 2ª parte/1 , 2ª parte/2 y 2ª parte/3, una para cada tipo de movimiento.

Tipos de movimiento.

Se distinguen 3 tipos de movimientos.

  • Automáticos (por ejemplo, el reflejo de parpadeo, el pupilar o la pequeñas variaciones en el tono muscular, que aseguran la posición de la cabeza sobre el tronco, o la acomodación de los ojos que permiten una mayor efectividad y ajuste del movimiento, tan importantes en fases de aprendizaje).
  • Semiautomáticos (son inconscientes, igual que los automáticos, pero se pueden iniciar y detener de una manera consciente. Ejemplo: la marcha, masticar o respirar; además son rítmicos).
  • Voluntarios (son los que se realiza de una manera totalmente consciente y voluntaria – si es que se puede –).


Jackson fue uno de los primeros en hablar del desarrollo del movimiento por etapas, iniciándose éste en los primeros instantes de la vida de los seres vivos en la tierra.

Movimientos automáticos y reflejos.

Nuestros antepasados realizaban movimientos de tipo reflejo, no pensados y automáticos, no conscientes.

El centro que preferentemente, guarda y gestiona este tipo de movimientos, es la médula espinal. La médula espinal se encontraba ya en las primeras etapas de los organismos multicelulares, los formados con más de una célula.

Hoy en día podemos ver este tipo de control del movimiento en la contracción y dilatación de la pupila, que como sabemos, no podemos controlar a nuestro antojo: si nos enfocan con una linterna en el ojo, la pupila se contraerá por mucho que intentemos que se mantenga dilatada; lo mismo ocurre con el párpado, si el foco de luz que emite la linterna se vuelve lo suficientemente intenso, este se cierra de manera involuntaria; también podemos fijarnos en lo que sucede cuando recibimos un pinchazo inesperado sobre la piel o nos quemamos con el mango del cazo que se encuentra sobre el fuego; nuestro cuerpo reacciona con un movimiento rápido, directo y brusco (estereotipado), evitando la situación que lo puede dañar, por la vía más rápida posible.

Es un mecanismo de protección contra una agresión externa o el “ataque de un depredador”. En el lenguaje más primigenio, se trataba de huir o atacar, y para ello era necesario una rapidez que no permitía el análisis de la situación (hacerlo consciente), se necesitaba máxima rapidez de acción si se quería sobrevivir. ¿Hoy en día esto es igual?: aunque no nos persiga un depredador, hay un montón de situaciones que activan la alerta del cuerpo, ¿pueden las noticias que estamos acostumbrados a oír en el telediario, crear la misma sensación de angustia y acorralamiento que la posible aparición de un “depredador”?; la respuesta es, sí.

Este tipo de automatismo y, prácticamente, nula capacidad de control voluntario, se encuentra también en la regulación muscular de la postura, la coordinación de la musculatura del habla, la escritura, el movimiento de los ojos, la coordinación de la marcha, la contracción de la musculatura alrededor de una zona lesionada (espasmo de protección o posición antiálgica), etc.

Es por esto que existen diferentes tipos de técnicas, como la grafología, la observación de la postura, de la marcha, del tono de voz, etc. Con las que se valora el estado de la persona en su parte física, su memoria corporal, ya que su comportamiento a la hora de andar, hablar, escribir, todo lo que implique la musculatura de su cuerpo, se ve radicalmente influenciado por los automatismos aprendidos, por los aprendizajes y adaptaciones hechas en el pasado; lo que da pistas sobre lo que sucedió y le sucede realmente a la persona (es necesario tener en cuenta que para una buena respuesta, en términos de supervivencia, el cuerpo necesita tener grabado cada comportamiento y situación vivida en el pasado, y que a esta “memoria” se puede acceder y obtener una información veraz a través de observar el cuerpo y su movimiento, gracias, entre otras cosas, a que no se pueden controlar de manera consciente las reacciones de este. – ver tests de Antiterapia –).

Este comportamiento automático condiciona las actividades cotidianas, sirve como base para actos posteriores.

Es un punto de partida que permite evitar la necesidad de tener que elegir constantemente la respuesta más óptima a situaciones que se repiten a diario, lo que generaría un gran gasto de energía y tiempo en volver a buscar una solución a situaciones conocidas (aprender de nuevo), tratándose de un ahorro esencial para la supervivencia de cualquier ser vivo.

Sólo hay que imaginarse lo que sería para una persona tener que aprenderse cada día el abecedario antes de poder leer las instrucciones para rellenar un impreso, leer un periódico, etc. Estudiar la tabla de multiplicar antes de hacer cualquier suma o resta, para poder pagar en la panadería u organizar los gastos del mes; aprender a conducir cada vez que lleva a sus hijos al colegio en coche, etc.

Está claro que es esencial la participación de los movimientos automáticos en la vida diaria, pero como en todas las cosas, es necesario un equilibrio, y estos no pueden protagonizarla totalmente, lo que de suceder podría convertirse en una limitación de la capacidad para aprender y realizar cualquier actividad nueva.

De esta manera, la salud y el rendimiento corporal dependerán de lo que es casi, una cuestión de grado. En palabras de Jackson refiriéndose a este tipo de movimientos:

“han sido rebajados con la incorporación de nuevos movimientos cada vez más conscientes y voluntarios”.

La “rebaja” del grado de protagonismo de estos movimientos con la incorporación de los siguientes niveles de movimiento, dotó a nuestros antepasados, y todavía a nosotros, de una mayor capacidad de adaptación, y por lo tanto, de elección.

En la siguiente sección, conoceremos los movimientos semiautomáticos, que nos permiten un mínimo ajuste voluntario en el movimiento; un pequeño pero importante control que nos ayuda a mejorar la capacidad de adaptación al medio e integrar nuevos aprendizajes, algo básico para una buena salud y un buen rendimiento.


Petición de cita: 
Telf: 665 19 76 13.
Correo: david.gv.consulta@gmail.com .

viernes, 24 de agosto de 2012

Lo que se debe tener en cuenta a la hora de optimizar el funcionamiento del cuerpo, ya sea para ganar salud o rendimiento: Parte 1: estática y dinámica.



“Hoy en día, cualquier técnica deportiva o de salud corporal, nos intenta hacer conscientes de la necesidad de realizar el movimiento desde el mayor equilibrio posible”.


Estática y dinámica.

La estática.

La estática es la física de los objetos en equilibrio, se trata de un equilibrio de fuerzas que entre ellas sumen cero, de tal manera que se anule cualquier posibilidad de movimiento y este no se inicie hasta que interviene una fuerza (energía aplicada en un punto), que desequilibre el objeto.

Por lo tanto, una buena estática, depende de la capacidad del cuerpo para anular las diferentes fuerzas que se generan o provienen de sus medios, interno y externo.

Para ello tiene que realizar lecturas de las variables (variables sobre las que a su vez este influye), que se dan en su entorno, lecturas que dependen de su capacidad para recibir y procesar la información de este, ya sea a través del sistema de propiocepción, la piel  u órganos especiales como el oído y la vista.

A partir de aquí hará las adaptaciones y los aprendizajes oportunos; todo con el objetivo de no desequilibrarse y guardar su centro, que es el lugar donde menos gasto de energía tiene (gasto óptimo de energía = salud).

Hoy en día, cualquier técnica deportiva o de salud corporal, nos intentan hacer conscientes de la necesidad de realizar el movimiento desde el mayor equilibrio posible, ya sea, para que no se creen lesiones o para obtener el mejor resultado posible del tiempo y energía invertidos en un movimiento concreto, esto es optimizar el esfuerzo; ambas opciones alargan, considerablemente, la vida deportiva y la salud de cualquier persona.

La dinámica.

La dinámica pasaría a ser la física de los objetos en movimiento. Desde este punto de vista, cualquier cambio en la relación que existe entre cada una de las partes del cuerpo, además del de estas (el cuerpo en conjunto), con el medio que las rodea, genera los cambios físicos y los estímulos, que volverán a tener que ser registrados y ordenados en el conjunto del cuerpo, para conseguir con ello una adaptación positiva y una gobernabilidad de los movimientos adecuada y precisa.

Si no fuera así, se darían problemas en la adaptación al entorno, que podrían terminar creando:
  • Lesiones.
  • Ineficiencia en el movimiento.
  • Gasto excesivo de energía.
  • Problemas globales de aprendizaje, salud y/o rendimiento.

Los test de biofeedback de Antiterapia:

Los test de biofeedback de Antiterapia, han sido diseñados de manera especial, para adaptarse a las diferentes necesidades de pregunta y respuesta en el estudio de la estática y dinámica corporales; encontrando en el medio dinámico una forma de expresión hasta ahora no conocida, ya que la mayoría de las técnicas dan una "información dinámica", que, aunque correcta, es la manifestación de una adaptación estática (no varía), a toda una cadena de acontecimientos guardados en el cuerpo en forma de aprendizajes, o sea, algo que no cambia, si no es con esfuerzo o, como sería más interesante, "cambiando uno de los sucesos".

Para que se entienda mejor, si se produce un cambio en el medio interno o externo, o se añaden mayores o menores estímulos, se produciría una respuesta diferente, esto no se suele dar en un laboratorio de dinámica donde las condiciones están controladas, a no ser que se busque de una manera intencionada, pero si que aparecen el día que se juega un partido, o se tiene un problema familiar.

Uno de los motivos es, porque sería un trabajo que llevaría demasiado tiempo y esfuerzo.

Los tests y protocolos de biofeedback dentro de la Antiterapia, permiten, una vez aprendidas las diferentes maneras de hacerlo, la aplicación de estos estímulos y comprobación de su respuesta o efectos en la dinámica o estática corporales a través de las diferentes tensiones que aparecen en el esquema corporal de la persona, de una manera sencilla y ordenada, optimizando y reduciendo la energía invertida en ello.

Esto los convierte en una herramienta esencial, en un campo tan importante, como el de la manera en que el cuerpo responde y se adapta a los estímulos de su entorno.

Los protocolos y métodos de trabajo de la Antiterapia guían al terapeuta, preparador o entrenador, hacia un encuentro con las tensiones responsables de una alteración de la estática y dinámica corporales.

Para esto será necesario iniciar el estudio de los diferentes componentes y funciones que aseguran un buen funcionamiento de la estática y la dinámica del cuerpo, pudiendo empezarse por el estudio de los diferentes tipos de movimiento:

Tipos de movimiento.

Se distinguen 3 tipos de movimiento.

  • Automático (por ejemplo, el reflejo de parpadeo, el pupilar o la pequeñas variaciones en el tono muscular, que aseguran la posición de la cabeza sobre el tronco, o la acomodación de los ojos que permiten una mayor efectividad y ajuste del movimiento, tan importantes en fases de aprendizaje).
  • Semiautomáticos (son inconscientes, igual que los automáticos, pero se pueden iniciar y detener de una manera consciente. Ejemplo: la marcha, masticar o respirar; además son rítmicos).
  • Voluntarios (son los que se realiza de una manera totalmente consciente y voluntaria – si es que se puede, lo veremos en el siguiente artículo –).


Para cada uno existen diferentes formas de chequeo, estudio y trabajo (ver el libro de José Luís Godoy: El poder de lenguaje).

En el siguiente capítulo se conocerá la importancia de cada uno de los tipos de movimiento, entendiendo el significado de su buen funcionamiento e integración en el conjunto del cuerpo, para el buen funcionamiento de este.


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Telf: 665 19 76 13.
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martes, 10 de julio de 2012

¿Cómo podemos ayudar a nuestro sistema digestivo? (Parte 2ª/1): recomendaciones.




“Si se cree conveniente, es recomendable tener al día sobre este asunto a nuestro terapeuta para que pueda aconsejarnos. Ya que las decisiones son nuestras, está bien que nos respaldemos por alguien que nos de buenos consejos”

En la primera parte hemos podido comprender algo más nuestro sistema digestivo; por ejemplo, en qué nos beneficia su buen funcionamiento; haciéndonos cargo, al menos en parte, sobre cómo influye en nuestro estado y qué es normal en nosotros o no.

En esta parte, tenemos algunas recomendaciones para no perjudicarnos, y, si es posible, mejorar a partir del cuidado de este sistema.

Si no has leído la primera parte, te recomiendo que lo hagas; ya que, si tienes un poco de información sobre el tema, comprenderás mejor, si cabe, el porqué de estas recomendaciones.

Recomendaciones para tener un buen sistema digestivo:

Antes de nada: necesitamos observarnos (escucharnos, observarnos o sentirnos, lo que más nos guste), para poder personalizar lo que hacemos. Y conocer de esta manera como nos sienta lo que tomamos; no creándonos hábitos que tengan que ver más con modas pasajeras que con nosotros mismos.

Comer:

En la medida que podamos, es recomendable evitar los alimentos que nos sienten mal, creándonos: gases, pesadez, hinchazón, etc. (ver artículo anterior).

Estos aumentan el esfuerzo de nuestros órganos para digerirlos, y producen reacciones de exceso o carencia de tensión; en las que sustancias como, por ejemplo, ácidos y enzimas, entran en desequilibrios que pueden producir otros problemas.

Además, como pudimos comprender en el articulo anterior. Nos producen un desgaste o gasto de energía, que causa problemas que, en principio, no relacionaríamos con la alimentación y la manera en que la procesa nuestro cuerpo; complicando la tarea de encontrar su solución.

En ocasiones, sentimos que si dejamos de tomar ciertas sustancias o alimentos, hacemos algo mal  o nos va a faltar algo muy vital e importante. Necesitamos tener en cuenta que, nuestro cuerpo está acostumbrado a ciertas sustancias o alimentos; a realizado un aprendizaje sobre ellos (creencia, emoción, respuesta corporal, sistema inmune, etc.), necesitando un periodo de des-aprendizaje (un nuevo aprendizaje). Y tener en cuenta que, quizá, el valor que damos a un tipo de alimento o sustancia, puede que sea mayor del que tiene realmente para nosotros.

En ocasiones tendemos a creer en ellos y sus virtudes de manera un tanto ingenua; pero, posiblemente, porque los medios publicitarios los promocionan constantemente a través de múltiples vías; y, comprensiblemente, les hacemos un hueco en nuestra vida: ¿porqué no fiarnos?; pero ¿es realmente buena para mí esa sustancia o ese alimento?.

Puede que para una gran cantidad de personas si lo sea, pero, ¿para mí lo es?. Lo que sienta mal sienta mal, y no debería ser tomado sin preguntar antes a un experto. Sin embargo, también podemos utilizar la oferta en nuestro favor, ya que siempre podemos encontrar alternativas que cubran nuestra necesidad de cuidarnos auténticamente sin hacerlo de una manera dogmática.

Así que, es recomendable personalizar nuestra alimentación para conocer lo que realmente nos viene bien a nosotros.

¿Cómo podemos hacerlo?

Una de las maneras más interesantes es la dieta de incompatibilidades alimenticias realizada por un experto. Pero si no tenemos prisa, siempre podremos hacer un ensayo y error, en el que empecemos apartando un alimento que creemos que nos puede estar sentando mal; y, con el tiempo, comprobar los cambios que se producen (si se cree conveniente, es recomendable tener al día sobre este asunto a nuestro terapeuta, para que él pueda aconsejarnos. Ya que las decisiones son nuestras, está bien que nos respaldemos por alguien que sepa como hacer, y nos de buenos consejos).

Será importante tener en cuenta que, con un cambio en la manera de comer, se producen efectos que en un principio pueden pasar por un empeoramiento; sin embargo, desaparecerán al transcurrir un tiempo. Muchas veces se tienden a interpretar de una manera errónea; así que tendremos que pasar por un periodo de aprendizaje.

Algunos alimentos que suelen ser bastante problemáticos en este sentido, son:

  • Azúcares (hay un gran exceso en la alimentación y en ocasiones el cuerpo no puede más con ellos).
  • Muchos tipos de lácteos (hay muchas alternativas y alimentos que tienen mucho más calcio y vitamina D, que un vaso de leche).
  • Levaduras (suelen provocar un desequilibrio en la flora probiótica (bacterias buenas para el organismo, a favor de las bacterias no probióticas.).
  • Vinagres.
  • Abuso de carnes, vegetales o frutas.
  • Alcoholes.
  • Bebidas gaseosas.
  • Sal.
  • Ajo.
  • Cebolla.
  • Embutidos.


Cuidado con el abuso de los antibióticos (esto nos lo dicen a diario los expertos. También hay que tener en cuenta que, además de tomarlos por la vía normal, aparecen en nuestra alimentación a través de la ganadería tratada con ellos, por lo que siempre es recomendable que la carne sea de “ganadería biológica”).

Ejercicio:

El ejercicio estimula el movimiento del alimento a través de nuestro sistema digestivo.

Mejora el tono del sistema nervioso en general, y por lo tanto, la musculatura de las paredes de los órganos y de sus esfínteres reacciona mejor a las órdenes que envía el cerebro.

Otros músculos que se benefician del ejercicio, son los de la zona abdominal, que, como una faja, contienen a las vísceras y órganos del abdomen en su lugar, facilitando su funcionamiento.

Además, como sabemos todos, el ejercicio mejora la circulación haciendo posible que los alimentos lleguen a todas los órganos del cuerpo; entre ellos los del mismo sistema digestivo.

También procura una mejor limpieza del cuerpo, expulsando los alimentos tóxicos o alérgenos que se encuentran en él.

Eso sí, nos es muy recomendable hacer ejercicio inmediatamente después de la comida, porque la sangre retirada de las vísceras a los músculos, es necesaria para hacer la digestión.

Hacer caso a nuestro reloj personal: ritmos circadianos.

Es necesario tener en cuenta que los horarios biológicos o ritmos biológicos de cada uno, pueden hacer que se prefiera desayunar o no a una hora en particular; así que será necesario tenerlo en cuenta para no forzar el cuerpo a un trabajo para el que quizá no esté preparado en ese momento.

Sintámonos. No es necesario forzarnos a hacer algo que el cuerpo no nos pide. Si pensamos que es hora de desayunar y que “el desayuno es la comida principal del día”, posiblemente tengamos razones, pero puede que a nosotros no nos venga del todo bien; nuestro cuerpo nos hace sentir que no es el momento. Preguntemos a un experto para que nos ayude a descartar un posible problema real; y si no lo hay, hagamos lo que nos pide el cuerpo.

Es necesario descubrir nuestro ritmo (recuerda: escucharnos, observarnos o sentirnos), e intentar actuar acorde a él para obtener el beneficio de tener un reloj en hora y que este sincronice todo el organismo.

Alimentarnos ocupa muchas horas de nuestro día e invertimos mucha energía en ello, por lo que parece un importante punto de partida para “sentirnos en hora” (ver artículo anterior y biorritmos).

Podemos sentirnos “fuera de hora”. No siempre podemos coordinar los diferentes planos de nuestra vida. Ritmos de trabajo, relaciones, horarios de restaurantes, etc. Antes de luchar contra un sistema que es como es, al menos de momento. Necesitamos aprovechar lo que tenemos para compensar estas carencias; se trata de utilizar el mismo sistema a nuestro favor.

El mismo sistema que parece quitarnos tiempo, nos puede aportar un gran número de recursos para recuperar el equilibrio perdido: terapias, dietas, etc.

Todo en el cuerpo está relacionado.

Cada tramo del sistema digestivo influye directamente sobre el siguiente. Cuando tenemos un problema de PH en la boca, podemos tener problemas de bacterias en el estómago, ya que el exceso de acidez en boca hace que se generen más bacterias en esta, que a su vez pasan al estómago. Antes de tratar el estómago, sería importante hacerlo con la boca.

El sistema nervioso vegetativo, controla el movimiento de las paredes los órganos abdominales. El movimiento es básico para el transporte y digestión del alimento; si se produce un aumento o una disminución del tono del sistema nervioso, podemos tener problemas a la hora de procesar el alimento, además de producirse un estancamiento de la sangre venosa (el abdomen aumenta su volumen y se ve hinchado). El sistema nervioso vegetativo es coordinado en gran medida por el hipotálamo (“director” del sistema neuroendocrino), que está muy ligado a las emociones a través de su relación con el sistema límbico.

Cuando sufrimos emociones que nos ponen en exceso o defecto, y lo hacemos de manera constante; podemos empezar a tener problemas digestivos: pesadez, ardor, gases, etc.

Todo esto, no hace más que poner de manifiesto la relación que opera entre las diferentes partes de nuestro cuerpo. Es lo que necesitaremos tener en cuenta a la hora de mejorar cualquier problema relacionado con nuestro sistema digestivo.

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