miércoles, 13 de junio de 2012

Mí dieta: mí elección...




“La dieta mediterránea, se basaba en la combinación de diferentes alimentos, todos ellos, por supuesto, mucho más “puros”, debido a los métodos de cultivo, recolección y transporte.”

Por regla, consideramos que la alimentación que tenemos es la más correcta; no obstante, entendemos, comprensiblemente, que se trata de la dieta mediterránea.

Sin embargo, esta zona de confort donde entendemos que nuestra alimentación es la correcta, no corresponde del todo a la realidad, ya que a día de hoy esta esta forma de alimentarse es poco seguida, y aunque seguimos utilizando algunos de sus componentes, como el aceite de oliva, el verdadero valor de nuestra dieta mediterránea, se a perdido en el tiempo y entre sus acelerados acontecimientos.

La dieta mediterránea, se basaba en la combinación de diferentes alimentos, todos ellos, por supuesto, mucho más “puros”, debido a los métodos de cultivo, recolección y transporte (sobre todo en lo referente al lugar de procedencia).

El presente cotidiano en el que nos encontramos cuasi sumergidos (en ocasiones solo podemos asomar hasta las orejas), nos hace entender que vivimos en un mundo globalizado: economía, política, formas de entender la salud, estudios, relaciones sociales, viajes, etc.

Los hogares están formados por personas que tomancada día diferentes (o al menos eso pretenden) , decisiones sobre su forma de vivir: eligen estilos distintos de mostrarse ante los demás, aficiones diferentes, estudios y deportes diferentes; formas de llevar un embarazo y dar a luz; terapias, horarios de trabajo, etc.

La vida, en este sentido, ya no es tan homogénea como hace 60-70 años; incluso la forma de valorarnos como país a cambiado en unos pocos años, y, muy posiblemente, de manera negativa y poco acertada.
Comprendiendo lo anterior, podemos entender que nuestras necesidades han cambiado; y por lo tanto, nuestra alimentación necesita ajustarse a estas necesidades (no me creas, pregunta a tu médico si esto es así).

Nos gusta entender que disfrutamos de un gran número de alternativas y posibilidades, tal es el mundo que hemos ayudado a construir junto a otros como nosotros, el cual valoramos de forma positiva: la libertad, la mistura de culturas, la elección del tipo de pareja y forma de vivirla; la opción de estudios y de mí camino, etc.

Hoy en día, elegir lo que nos viene bien a nosotros mismos, no es un acto de osadía o rebeldía, es, sencillamente, lo que es acorde a los tiempos, nuestras creencias y sueños. Es lo que pretendemos; pero ¿lo estamos haciendo?, ¿sabemos cómo hacerlo?, ¿es suficiente con elegir o necesitamos también saber hacerlo?

¿La variedad me da el equilibrio que creo?

Los terapeutas saben que una de las frases más utilizadas por los pacientes,  cuando estos les hacen conocer su necesidad de optimizar su alimentación, es: 


“¡Pero si como de todo! ¿cómo me ha podido pasar?”. 


No dan crédito a que puedan tener algún tipo de carencia, como si abarcar fuera sinónimo de equilibrio.

Efectivamente, hace tiempo abarcar podía ser un sinónimo de equilibrio, ya que se trataba de una dieta equilibrada con las necesidades de las personas que la llevaban y su carencia era un sinónimo fiable de la falta de nutrientes.

Sin embargo, hemos visto que esa dieta, lamentablemente, se a perdido. Por lo que, “comer de todo”, es sinónimo de saturación, y no necesariamente por la cantidad, recuerda que estamos ablando de variedad.

¿Cómo puede ser que comer variado, sea sinónimo de saturación o exceso?

Muy sencillo a la vez que obvio: todo lo que el cuerpo no puede procesar, no es asimilado, y no necesariamente tiene que ser expulsado, fíjate lo que ocurre con la grasa que el cuerpo no puede asimilar; esta queda en los tejidos a la espera de un cambio de condiciones. Así que terminamos saturados y con ese aspecto de estar hinchados.

Observa como a partir de cierta edad la gente se hincha, ya que el cuerpo a pasado por una serie de sucesos que hicieron que fuera perdiendo esta capacidad de proceso o asimilación.*

Ante el exceso… hacer una elección.

Elegir es una de las claves a la hora de evitar un exceso o saturación de nuestro organismo. Y ,ahora, puede que te preguntes: ¿y cómo elijo?, ¿cómo sé lo que es bueno para mí?

Muy sencillo, elije en base a lo que tu cuerpo puede procesar.

“¿Cómo sé lo que mí cuerpo puede procesar?”

Puedes saber lo que tu cuerpo puede procesar, de la misma manera que hemos hecho siempre los humanos y que nos diferencia de los animales convirtiéndonos en seres que pueden crear: observando las respuestas ante una acción.

En el caso de la alimentación: observando como el cuerpo responde a un alimento.
  • ¿Te entra sueño después de comer?.
  • ¿Tienes gases?.
  • ¿La piel se te pone roja o se te seca?.
  • ¿Te hinchas?.
  • ¿Te duele la cabeza?.
  • ¿Te sientes cansada o cansado?


Para esto necesitarás sólo tu observación, así que, no la temas. Pero recuerda que el cuerpo esconde ciertas respuestas y que será un experto el que te podrá ayudar a ahondar en tus necesidades, ya que él conocerá la manera de preguntar a tu cuerpo.

En este blog podrás encontrar diferentes artículos sobre tests de incompatibilidades alimentarias y formas de preguntar a tu cuerpo sobre otros muchos asuntos.

Para conocer un poco más, te recomiendo dos libros de José Luís Godoy, terapeuta, investigador y ponente, experto en comunicación:


* Para conocer estas causas, si lo deseas, puedes visitar los artículos del blog sobre focos, metales, capacidad de proceso, etc. Además puedes visitar la el blog de Antiterapia pinchando aquí.


Petición de cita: 
Telf: 665 19 76 13.

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