“ A partir de 1952 la investigaciones dejaron
patente, que la musculatura de una extremidad se contraía o relajaba, según la
zona de piel que era tocada.”
Como
sabes, el dolor de cuello crónico puede ser muy desesperante, y en ocasiones,
lo acompañan otros síntomas que lo hacen más problemático e incómodo, como por
ejemplo: vértigos, mareos, dolor de cabeza, etc.
Ya
hemos probado todo tipo de tratamientos y seguimos con las mismas molestias. Si
pudiéramos cogeríamos la parte que nos duele y nos la quitaríamos, como quien
le quita una pieza a un muñeco para dejarla a un lado, y descansaríamos
aliviados. Por esto, porque a veces no sabemos cual es el camino, te invito a
que tomes en consideración, la posibilidad de que el problema venga de tu piel.
Sí, como lo oyes, de tu piel.
En
1952 y 1960 un equipo de investigadores* realizó pruebas sobre como se
comportan nuestros músculos cuando la piel del cuerpo es estimulada. Estos
estudios dejaron patente que la musculatura de una extremidad se contraía o
relajaba, según la zona de piel que era tocada en dicha extremidad.
Estas
respuestas eran utilizadas para responder al entorno. O dicho de otra forma:
dependiendo del tipo de contacto, el animal generaba ciertas respuestas motoras
básicas, que eran utilizadas para: huir, atacar, retirarse, esconderse,
erguirse, sostenerse, etc. Todas, respuestas involuntarias enfocadas a
sobrevivir y adaptarse al medio.
- Se dieron cuenta que en la mayoría de las ocasiones, el músculo o músculos que reaccionaban estaban muy próximos a la zona de piel estimulada. Por ejemplo:
- La piel del dorso o la palma de la mano, al ser estimulada produce contracciones en músculos de la mano.
- La piel de la planta del pie, en la musculatura de pie, tobillo y pantorrilla.
- La piel del glúteo o la ingle, en los músculos de la cadera.
- La piel de la zona del hombro, en los músculos de la base del cuello y del hombro.
- La piel de la mejilla, en la musculatura de la mandíbula.
- Piel de la zona anterior de la garganta, en musculatura de la zona del cuello.
Esto,
es algo que más tarde aprendieron e incorporaron en su trabajo, los fisioterapeutas
dedicados a rehabilitar problemas neurológicos, ya que utilizan las respuestas
reflejas de los músculos para ir, poco a poco, recuperando su función y control
voluntario. Por ejemplo, la estimulación de la piel de la mano con diferentes
tipos de presiones y tracciones, para recuperar su función motora**.
Muchas
de las técnicas en terapia manual están dirigidas al tratamiento del músculo y
sus propioceptores o a la articulación. Sin embargo, no se extiende tanto el
uso de técnicas dirigidas a la piel y el efecto reflejo que produce en los
músculos próximos a esta. Por esto, en muchas ocasiones, tras realizar un buen
trabajo del músculo y la articulación, podemos no conseguir los resultados
esperados, y puede ser necesario conocer la manera en que responde el músculo a
la estimulación cutánea, de tal manera que la podamos utilizar en nuestro favor.
Por
lo anterior, sería recomendable antes de nada, hacer una pequeña revisión del
estado en el que se encuentra la piel del cuello y los hombros, y los estreses
por lo que a podido pasar, para poder descartar un problema que tenga su origen
en ella. La revisión puede ir dirigida a detectar, entre otras cosas:
- Cicatrices en la zona, como por ejemplo: verrugas, operaciones de tiroides, tatuajes, pendientes en las orejas, caídas, quemaduras, etc.
- Infecciones de piel (aunque ya no quede rastro de la infección, la piel puede guardar la irritación), como: herpes, hongos (no son comunes en el cuello, pero si lo pueden ser en la piel interna del oído y la boca), heridas, etc.
- Las contracturas crónicas en la zona del cuello, pueden hacer que la piel que se encuentra por encima de estas, se adhiera a los tejidos que hay debajo, perdiendo toda su elasticidad, tornándose en una zona de mayor tensión, que aumenta la excitación de cualquier estímulo.
Y
es que la piel, está informando continuamente de todo lo que sucede en el medio
externo. Es el órgano que separa y limita el interior del exterior de cada uno
de nosotros. Siendo el lugar de contacto con todo aquello que no somos
nosotros: otras personas, animales, sol, aire, agua, tierra, etc.
* Hagbarth
en 1952 con animales experimentales, y en 1960 con seres humanos (Hagbarth,
K.E: excitatory and inhibitory skin areas for flexor and extensor motoneuronas.
Actn physiol. Scand. 26, Suppl. 94, 1952).
**
Véase por ejemplo, los trabajos de Brunnstrom (Signe Brunnstrom, Reeducación
Motora en la Hemiplejía. Editorial jims).
Petición de cita:
Telf: 665 19 76 13.
Correo: david.gv.consulta@gmail.com .
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