viernes, 17 de diciembre de 2010

La capacidad para procesar estímulos y el rendimiento deportivo


Hay dos cosas evidentes en la práctica del deporte. Una es, que se busca mejorar, se buscan cambios para alcanzar un objetivo. La otra es, que para conseguir cambios, hace falta estimular el cuerpo y llevarlo a su límite.
Estímulo es: todo factor que es susceptible de provocar una excitación y una respuesta.
Todo lo que se pueda mejorar la capacidad del cuerpo para recibir un estímulo y adaptarlo en un aprendizaje positivo, es ir a favor de nuestro objetivo.
Por esto, todo lo que devuelve al cuerpo esta capacidad, es positivo para la práctica deportiva.
Para conseguir mejorar la capacidad de proceso de los diferentes estímulos, en el la práctica deportiva, es interesante la regulación visual, auditiva, propioceptiva, cinestésica, etc...
A si mismo son apropiadas las técnicas de: Kinesiología, para la regulación de sistemas de propiocepción; osteopatía y  T.F.R., para la regulación miofascial y articular, y las técnicas de  gimnasia cerebral, para la integración de hemisferios; entre otras.
También son necesarias herramientas con las que poder descubrir bloqueos dentro del sistema, por los que la capacidad de proceso esté dañada; por ejemplo, los test de biofeedback.
La capacidad de adaptación de los estímulos del entrenamiento, es la base de la práctica deportiva. Sin esta capacidad, no se pueden conseguir los cambios que llevan al deportista a alcanzar su objetivo.
Esta capacidad, es la posibilidad del cuerpo para entrar en estrés y procesarlo.
Hay que tener en cuenta, que en todos nosotros existen partes del cuerpo, que por varios motivos: lesiones repetidas, cicatrices, anestesias, etc. Han perdido gran parte de su capacidad para entrar en estrés. Y que al mismo tiempo, hay otras, que no la perdido totalmente, pero no llegan a procesar correctamente los estímulos.
También es importante dirigir el trabajo, hacia una recuperación global del cuerpo.
Trabajar sobre un problema concreto en un tobillo o la espalda, es necesario, pero también lo es, regular sistemas y funciones tan importantes para el deportista, como el sueño, el tono muscular, la ionización; estados de carencias de minerales, de enzimas, etc. Intoxicaciones por metales pesados, emociones relacionadas con la lesión o la competición, los sistemas de propiocepción y coordinación; la marcha, antiguas lesiones, y un amplio etc. 
Esto se debe a que, los resultados que se consiguen son a su vez, el resultado de la buena o mala interacción entre los diferentes sistemas corporales. 
Resumiendo. El objetivo es: mantener y mejorar todas la piezas que influyen en la recuperación de una zona o función y al mismo tiempo optimizar el sistema para poder obtener un mejor y mayor rendimiento.
Para comprender algo más sobre el tema, puedes leer en esta misma web, la entrada: Salud = capacidad de elección. También puedes leer el libro del método, escrito por José Luís Godoy.


Para pedir cita:
Telf: 665 19 76 13.
  
  

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