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martes, 21 de diciembre de 2010

Disfunciones osteopáticas de la pelvis (1): articulación sacro-iliaca.




Esta es una serie de artículos dedicados al conocimiento de las disfunciones pélvicas, ordenadas y nombradas desde el punto de vista osteopático, como lesiones osteopáticas de la pelvis.
En esta serie, se conocerán los tipos de lesión osteopática pélvica más comunes, sus formas de lesión, características, síntomas y algunas de las técnicas osteopáticas más utilizadas para su normalización.

La serie llevará este orden:
                                                                                                                                                                      
     (1)  Articulación sacro-iliaca.
     (2)  Lesión de iliaco anterior.
     (3)  Lesión de iliaco posterior.
     (4)  Lesión de sacro anterior.
     (5)  Lesión de sacro posterior.
     (6)  Lesión de sacro en torsión derecha.
     (7)  Lesión de sacro en torsión izquierda.
     (8)  Pseudorotación pélvica.







Pelvis



Lesión osteopática:
Es una restricción de movilidad de uno o varios tejidos corporales. Esta restricción, a parece principalmente en una sola dirección de movimiento. Esto afecta a “superficies articulares” de diferentes tejidos: cartílago de articulaciones, ligamentos (ligamento frente a cápsula articular), fascias, aponeurosis (órgano con órgano), vainas que recubren los nervios, etc. Y es el movimiento facilitado, el que define la lesión. Por ejemplo:



En el caso del iliaco anterior: el hueso iliaco se podrá desplazar en el sentido anterior (sentido facilitado), pero no en sentido posterior; lo que le permitiría aliviar la tensión de su posición anterior terminando así con la lesión.

En última instancia, el trabajo del osteópata sería, recuperar la capacidad del iliaco para moverse en dirección posterior (movimiento restringido).

Hueso Sacro


1). Articulación sacro-iliaca:
Uno de los problemas comunes en la zona lumbar, es el dolor por la lesión de la articulación sacro iliaca. Articulación que une los huesos sacro e iliaco, y que nos permite realizar movimientos que asocian de manera directa la pelvis y columna lumbar. Por ejemplo: andar; flexionar el tronco para atarnos los zapatos; extender las lumbares para coger un objeto que se encuentra por encima de nuestra cabeza; girar el tronco para mirar un objeto o persona que tenemos a nuestra espalda; golpear un balón de fútbol, etc.

En la lesión de esta articulación, normalmente aparece un “bloqueo”  o un “desajuste” de sus superficies articulares, acompañado de la contracción y falta de tono de algunos de los músculos pélvicos y lumbares. Es una articulación con pocos grados de movimiento, que tiene que soportar unas fuerzas de torsión y presión bastante fuertes, ya que por un lado, recibe las fuerzas que vienen de la parte superior del cuerpo (columna vertebral, brazos y cabeza) y por otra, las que llegan de la parte inferior (piernas y pies).

Cualquier tensión que llega a esta articulación, debe ser integrada. Para ello  se cuenta con un sistema formado por sus superficies articulares, ligamentos, fascias, músculos y sistema de propiocepción. Y todo ello trabajando en conjunto con el resto del cuerpo, para así poder controlar y adaptar de manera positiva, las tensiones que llegan a esta zona.

Un desajuste o desequilibrio en alguno de estos puntos de estabilización, control y adaptación, así como en cualquier parte del cuerpo. Puede originar un dolor en la zona, debido a no soportar de manera eficaz, la carga o intensidad, tanto a nivel físico como energético, que representa la adaptación de las tensiones que llegan a esta.

Hueso Iliaco


1. 1). Características generales de la lesión sacro-iliaca:
A nivel físico (repartición de fuerzas, cargas y tensiones a lo largo de todo el esquema corporal), esta lesión se origina en descompensaciones del tono muscular en el miembro inferior (lesión ascendente) y musculatura lumbo- pélvica (psoas, espinales, piramidal, etc.).
Estas descompensaciones pueden ocasionar un desplazamiento de los huesos sacro o iliaco que forman la articulación.

La lesión ocasionada por este pequeño desplazamiento (pequeño pero mantenido). Crea una tensión de los ligamentos de la articulación sacro-iliaca y una excitación del sistema de propiocepción (propioceptores de cápsula y ligamentos, husos neuromusculares y receptores tendinosos de Golgi), que genera una contracción de la musculatura de la zona, esta contracción tiene dos tipos de objetivos relacionados con la adaptación, y un condicionante, relacionado con la fisiopatología:

1.1.1). Uno de los mecanismos de adaptación, es la contracción de la musculatura de la zona. Esto tiene dos objetivos:

1.    Contrarrestar el movimiento en cualquier dirección de los huesos sacro o iliaco (equilibrar la descompensación), cumpliendo el principio adaptativo de equilibrio.

2.    Limitar el poco movimiento que quede en la articulación, a modo de protección (regla del no dolor). Para esto se contraen los músculos cercanos a la articulación, que suelen ser de recorrido corto y en general, de tamaño pequeño y gran resistencia:

o   Piramidal: responsable de muchas pseudo-ciáticas que acompañan a la lesión de esta articulación (no son ciáticas reales ya que se originan por el atrapamiento del nervio ciático por el músculo y no por un problema real de este nervio).
o   El músculo iliaco.
o   Los músculos espinales: generadores de gran parte de la molestia lumbar y de potentes adaptaciones a nivel lumbar y pélvico. Especialmente, la musculatura paravertebral de las vértebras lumbares: L3, L4 y L5.

1.1.2). El condicionante fisiopatológico:
Se trata de lo que se llama en neurofisiología osteopática, una neurofacilitación. En principio no tiene un sentido adaptativo, sino que sería más bien, una sobre carga del sistema (organizado mayoritariamente, en segmentos medulares), que afecta a varias de las partes que lo componen:
·      
Excitación, por encima de los niveles normales, de un segmento medular, desde el que se regulan varios tejidos y órganos corporales: articulación, órgano, músculo, etc. Propagándose a todos ellos este estado de excitación. Y en el caso de la musculatura, causando una incapacidad mantenida de volver a ser relajada, por los centros superiores del cerebro.

1. 2). Consecuencias de la lesión sacra-iliaca:

1. 2. 1). Físicas:

·      Dolor.
·      Cambios en la postura, que generan adaptaciones en otras partes.
·      Cambios en la forma de andar.
·      Habitualmente aparece una dismetría de los miembros inferiores (una pierna más corta que la otra). Esta no es real, ya que aparece por la tensión de la musculatura y fascias de la zona de la pelvis.
·      Retracciones de los tejidos relacionados con la lesión, y deterioro de la  calidad de estos en cuanto a su movilidad; y con el tiempo, de su metabolismo (vejez de los tejidos).

1. 2. 2). Energéticos:

·      Cansancio: agotamiento debido al esfuerzo de los mecanismos que buscan compensar la lesión.
·      Disfunción en otros órganos: se debe a la excitación del sistema nervioso simpático (neurofacilitación) y su relación con los tejidos y estructuras de todo el cuerpo (principio osteopático: la unidad del cuerpo).

1. 3). Consecuencias del dolor en la articulación sacro-iliaca:
Incapacidad funcional, que puede ser de diferentes grados, según la intensidad de este. Desde una ligera molestia, que no influye apenas en la calidad de los movimientos en la zona lumbar. Hasta un fuerte dolor, que hace que la persona adquiera una posición de inclinación del tronco en alguna dirección que le alivie (posición antiálgica).

1. 3. 1). Localización y características del dolor:

·      Normalmente se localiza el dolor, justo en la articulación (zona de la rabadilla, en el hueso sacro), ya sea en el lado derecho o izquierdo. El dolor se puede reproducir al presionar con el dedo sobre la EIPS (espina iliaca póstero-superior).
·      Se trata de un dolor agudo que por lo general aumenta al flexionar el tronco hacia delante (como cuando nos atamos los zapatos), cuando permanecemos sentados o nos levantamos de una silla.
·      Con frecuencia, irradia hacia la zona posterior del glúteo del mismo lado, e incluso puede llegar hasta la parte posterior del muslo.
·      En ocasiones, puede aparecer de manera ligera cuando caminamos, y aumentar según avanzamos.
·      Este dolor agudo y localizado de la sacro-iliaca, puede estar acompañado por otros dolores:

o   Dolor en la zona lumbar: músculo Psoas y vértebras lumbares.
o   Dolor en la zona dorsal baja: reacción del diafragma y distensión de las costillas inferiores de la caja torácica.
o   A veces puede existir una irradiación hacia la parte anterior de la pelvis, más exactamente, la zona inguinal: punto Trigger abdominal asociado a la lesión de la sacro-iliaca. Este genera la irradiación en la zona inguinal.
o   Dolor cervical: relación de la duramadre con sacro, 1ª cervical y occipital, y adaptación a la pierna larga o corta, ocasionada por el iliaco anterior o posterior.
o   En ocasiones, el dolor puede aparecer en el lado contrario a la lesión, o sea, en la articulación sacro-iliaca del lado contrario. Esto se puede deber, a que la hipomovilidad de la sacro-iliaca lesionada, genera una hipermovilidad compensatoria, que irrita los ligamentos y cápsula de la sacro-iliaca, que en principio, no está lesionada. El tratamiento osteopático se centra en la sacro-iliaca que no da síntomas dolorosos. En la hipomovil.
o   Dolor en la parte interna o externa de la articulación del tobillo: muchas veces la lesión de la articulación sacro-iliaca, es la consecuencia de una lesión de la o las articulaciones del tobillo y pie (lesión ascendente). En otras ocasiones, será la lesión de la sacro-iliaca, la que de pie a una compensación en sentido descendente, que acabe por generar problemas en las articulaciones del pie y tobillo.



1. 4). Posibles causas de lesión sacro-iliaca:

1. 4. 1). Traumática:

·      Operaciones.
·      Golpes, sobre todo en deportes de contacto.
·      Lesión deportiva: torsión excesiva del tronco, golpes, mala equipación (zapatillas y botas), ejercicio excesivo y prolongado de algunos grupos musculares, etc.
·      Accidente Automovilístico.
·      Operaciones en la articulación.
·      Fracturas de huesos.

1. 4. 2). Compensatoria y funcionales:

·      Una lesión del pié, puede iniciar un mecanismo compensatorio ascendente que acabe en una lesión de la articulación sacro-iliaca.
·      De la misma manera, una lesión de la parte alta del cuerpo, por ejemplo, de las cervicales, puede iniciar una cadena de adaptaciones descendente, que acabe con una fijación de la sacro-iliaca.
·      Problemas en ojos u oídos: el cuerpo se adapta para mantener la horizontalidad de estos, con lo que hará un esfuerzo en los sistemas de compensación escapular y pélvico.
·      Problemas de la base del cráneo: la tensión de la duramadre (una de las membranas craneales), que desciende hasta insertarse en el hueso sacro. Transmitirá a este, cualquier tensión que exista en la base del cráneo. Obligando al sacro, y pelvis en general, a cambiar su posición.
·      Cicatrices de operaciones o accidentes en la zona de la pelvis, abdomen (apendicitis), o columna lumbar.
·      Inflamaciones de órganos de la pelvis y abdomen: producen reacciones de los músculos y fascias de la zona, que pueden acabar repercutiendo en la estabilidad de la articulación sacro-iliaca y de la pelvis en general.
·      Estructural: una discrepancia verdadera y evidente de la longitud de las extremidades inferiores; una escoliosis estructural, etc.
·      Función: anormalidades de la marcha, prolongado ejercicio vigoroso, escoliosis funcional, etc.
·      Alzas en el calzado: un alza mal colocada, puede acabar fijando la articulación sacro-iliaca.
·      Embarazos:  durante el embarazo, se crean grandes cambios en los volúmenes de la zona del abdomen y la pelvis menor, y estos cambios, solicitan al máximo las estructuras de columna (hiperlordosis lumbar) y pelvis. Pudiendo generar lesiones en esta. A demás la gran cantidad de relaxina generada por el embarazo, crea una distensión ligamentaria que una vez nacido el bebé, puede permanecer, haciendo que la articulación pierda ajuste; compensándose por la musculatura de la zona, que es la que despertará los síntomas de dolor.
·      Obesidad: el sobre peso, por regla general, desestabiliza las líneas de gravedad corporales. Generando una sobre solicitación de las articulaciones de una buena parte del cuerpo, pero principalmente de la zona de la pelvis y piernas.
·      Problemas funcionales de las vértebras lumbares y sacras: pueden desencadenar procesos reflejos sobre músculos y fascias relacionados directamente con la estabilidad y movilidad de la articulación sacro iliaca. Su innervación es cuestión de debate, pero las más recientes investigaciones refieren que deriva de L2, L4, L5, S2.

1. 5). Pruebas para detectar la disfunción de la articulación sacro-iliaca.
Se trata de pruebas echas para valorar la disfunción o afectación de la articulación sacro-iliaca. Son de carácter inespecífico ya que solo delatan que hay una disfunción, pero no dicen el tipo de lesión de la sacro-iliaca. Algo que será misión de las pruebas específicas para cada lesión, y que iremos viendo, en los sucesivos apartados sobre las disfunciones osteopáticas de la pelvis.

Para la exploración física haremos una serie de pruebas:

1. 5. 1). La prueba de Gillet:
Se realiza con la persona examinada de pie y sus piernas separadas el ancho de sus hombros aproximadamente.

El examinador se sitúa a la espada de esta. Coloca el pulgar de una de sus manos sobre la espinosa de S2 (línea media del sacro), y el pulgar de la otra, sobre la espina iliaca posterosuperior del iliaco de la articulación que se quiere examinar.

Pide a la persona que flexione la cadera del lado que se quiere examinar hasta unos 90º. La prueba resulta positiva si no se desplazan al unísono los dos pulgares.

1. 5. 2). Prueba de arrastre:
Con la persona de pie.

El examinador a su espalda, coloca sus dedos pulgares sobre ambas articulaciones sacro-iliacas.

Le pide a la persona que realice una flexión de tronco, como si fuera a tocar el suelo.

La prueba da positivo a una afectación osteopática de la articulación, si uno de los dedos del examinador, asciende por encima de la altura del dedo del lado contrario. La articulación afectada es la del dedo que es arrastrado.

1. 5. 3). La prueba de compresión pélvica:
Esta se realiza con el paciente boca arriba.

El examinador colocando las manos sobre las palas iliacas. Comprime la pelvis hacia la línea media. Se considera positiva si produce dolor alrededor de la articulación.

1. 5. 4). La prueba de Patrick Faber:
El paciente se tumba boca arriba, con la rodilla y cadera del lado de articulación que se quiere examinar flexionada a 90º.

A continuación, se coloca la cara externa del mismo pie, sobre la rodilla de la pierna contraria.

En esta posición, el examinador desplaza lentamente el muslo en un movimiento de abducción, y rotación externa.

La prueba se considera positiva si presenta dolor en la región de la articulación.

1. 5. 5). La prueba del flamenco:
Se pide al paciente que se sostenga en un pie del lado afectado se le solicita que salte, el dolor en la región de la articulación indica una prueba positiva.

1. 5. 6). La prueba de "juego articular":
Se realiza con el individuo tumbado boca abajo.

El examinador, coloca las manos cruzadas sobre el sacro, la primera en la parte alta de la articulación y la segunda sobre el ángulo inferior sacro del lado contrario.

De manera alterna, aplica fuerza sobre ambos puntos, percibiendo el movimiento de la articulación.

La sensación de rigidez y limitación en alguna dirección de movimiento, le informa sobre una posible lesión osteopática de la articulación.

Una vez comprobada la afectación de la articulación sacro-iliaca. Es necesario conocer el tipo y grado de lesión de esta. De esta manera, se podrán determinar el tipo de técnicas osteopáticas que se realizarán para recuperar la función normal de la articulación.

Estás técnicas pueden ser:

·      Funcionales: van a favor de la tensión de los tejidos (dirección de la lesión, que es el sentido facilitado).
·      Estructurales: la fuerza que se aplica a la articulación y los tejidos, es contraria al sentido facilitado, esto es, en la dirección de la restricción del movimiento.

Todo esto lo iremos viendo en sucesivos artículos.

Nota: estas pruebas sirven para ver si existe una posible disfunción de la articulación sacro-iliaca. No conllevan ningún riesgo especial y pueden alertarnos de un problema que con el tiempo se haga más serio. Por lo que te recomiendo que pruebes en casa y si encuentras que dos o tres de estas, dan positivo, consultes a tu médico, fisioterapeuta u osteópata.



Para pedir cita:
Telf: 665 19 76 13.
Correo: david.gv.consulta@gmail.com .

1 comentario:

  1. Anónimo8/20/2015

    manda huevos q hay aquí más información q n la q he recibido por un curso q he pagado un dineral. gracias

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