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jueves, 31 de enero de 2013

Limpieza de intestino: una higiene necesaria para el bienestar.




El tracto intestinal está formado por los intestinos delgado y el grueso; ambos separados por la válvula ileocecal, que controla el nivel de PH de cada órgano, y por lo tanto, el tipo de bacterias y funciones que existen en cada parte del tracto.

En los intestinos se llevan acabo las funciones de protección contra patógenos, absorción de nutrientes, y eliminación de toxinas (materia fecal).

Si su funcionamiento no es bueno, se pueden producir diferentes problemas relacionados con la protección, la absorción de nutrientes y la toxicidad de tejidos; así como crearse inflamaciones, gases y un aumento del volumen abdominal.

Algunos de estos problemas terminan con:
  • Flatulencia.
  • Congestión linfática y sanguínea.
  • Aumento del volumen abdominal.
  • Dolor abdominal.
  • Dolor de cabeza.
  • Aumento o pérdida de peso.
  • Fatiga.
  • Diarrea.
  • Estreñimiento.
  • Alergias.
  • Alteraciones de la piel y mucosas de otras partes del cuerpo: eczemas, dermatitis, sinusitis, catarros, etc.
  • Crecimiento de bacterias, parásitos y hongos.
  • Falta de vitaminas y minerales (no se absorben).
  • Toxicidad general (al no ser eliminados, los residuos del intestino crean fermentaciones, alcoholes, levaduras, etc. Problemáticos para el cuerpo.


Este es el motivo por el que es importante cuidar el tracto intestinal; y por el que diferentes profesionales de la salud ponen un gran énfasis, en su nutrición y limpieza.

Existen diferentes métodos según se quiera limpiar, depurar, higienizar, proteger, regenerar, etc.:
  • Dietas.
  • Purgas.
  • Lavativas.
  • Toma de plantas.
  • Drenajes.
  • Manipulaciones de las vísceras y del sistema linfático (osteopatía visceral y drenaje linfático).
  • Aporte de enzimas, minerales y vitaminas.
  • Toma de algunos preparados que cuidan el terreno, como Lacticol (Soria natural), Kanne (Biolasi), etc.
  • Toma de prebióticos y probióticos.


Hoy vemos ejemplos de sustancias utilizadas para la limpieza:
  • Homeopatía: Nux Vómica.
  • Plantas: malva (es un laxante suave), cáscara sagrada ( un poco más fuerte que la malva, e influye también en la vesícula biliar), etc.
  • Semillas: Lino (preferentemente hervido durante 10´ o en infusión; contiene mucílago).
  • Arcillas: blanca (se adhiere a las paredes y atrae las sustancias tóxicas que luego son eliminadas junto con ella; algunos laboratorios la utilizan en sus productos).
  • Frutas: la naranja, la pasas (en agua) y la ciruela.
  • La hidroterapia de colon es un sistema recomendado habitualmente (pregunte a su médico o terapeuta).


También se pueden utilizar lavativas y un ayuno suave de varios días, en el que se tomen zumos o purés de verduras (acelga y puerro), con el objetivo de preparar el cuerpo y permitir que elimine con mayor facilidad.

Se recomienda hacer las limpiezas en primavera y otoño, aunque también se hacen en otras estaciones del año.

No obstante, siempre es necesario preveer, y tener en cuenta que una limpieza es un estímulo que se le da al cuerpo, para el que necesita estar preparado.

Será necesario:
  • Revisar el estado de otros órganos y sistemas.
  • Comprobar que existen los elementos nutricionales necesarios para la función de limpieza.
  • Que no se tiene ninguna intolerancia a frutas o verduras.
  • Que se dispone de energía suficiente como para aprovechar el estímulo de las sustancias que promueven la limpieza (glándulas suprarrenales, etc.).
  • Que no se tienen cicatrices que bloqueen el sistema linfático en ninguno de las zonas (desfiladeros anatómicos, válvulas, pelvis y abdomen), por donde pasa.
  • Comprobar la existencia de focos en el intestino y otros órganos relacionados con la limpieza.
  • Hacer que la válvula ileocecal funcione correctamente, para que no se produzcan estancamientos o invasiones de bacterias en zonas que no les corresponden.
  • Que la columna vertebral y las fascias de la zona, se encuentren en un buen estado.


Teniendo en cuenta lo anterior, será necesario realizar ejercicio; ya que mueve los sistemas linfático y sanguíneo, oxigena el cuerpo y las células, y promueve la energía (vigoriza), siendo esencial para el cuidado general de intestino, y especialmente, en periodos de limpieza.


Petición de cita:
Telf. 665 197 613.

viernes, 18 de enero de 2013

Flora intestinal: las bacterias que ayudan a nuestro cuerpo.




En la flora intestinal es el conjunto de bacterias que conviven dentro del tracto intestinal (intestino delgado e intestino grueso).

Estas bacterias son beneficiosas para la vida, ya que sin ellas no se podría digerir y absorber los nutrientes de los alimentos.

Entre otras cosas ayudan a crear ácido láctico, enzimas, vitamina B, sustancias antibióticas o inhiben el crecimiento de patógenos (cándida ábicans, salmonella, e-coli, etc.).

Las sustancias prebióticas son las que crean las condiciones internas para que las bacterias probióticas se puedan instalar y empezar a trabajar por el bienestar de la persona.

Cuando se quiere repoblar la flora bacteriana del intestino, hay que tener en cuenta esto, ya que si se aportan bacterias probióticas sin antes asegurarse que el terreno es el adecuado, se puede perder el tiempo, porque no podrían instalarse en el tracto intestinal.

La flora intestinal puede dañarse por diferentes circunstancias:
  • Dieta.
  • Tabaco.
  • Alergias.
  • Enfermedades.
  • Edad avanzada.
  • Cambios del PH.
  • Estados emocionales.
  • Carencias de nutrientes.
  • Toxicidad por metales pesados.
  • Problemas de la válvula ileocecal (ver: válvula ileocecal).
  • Crecimiento excesivo de un tipo de bacterias respecto a otras.
  • Toma de antibióticos, anticonceptivos o antidepresivos, entre otros.
  • Limpiezas de colon (siendo muy positivas para la salud, es necesario repoblar la flora si esta se llega a perder con la eliminación de los residuos tóxicos adheridos al colon).
  • Operaciones en el tracto intestinal: apendicitis, tumores, hemorroides, etc.

Los efectos del daño o desequilibrio en la flora intestinal pueden ser:
  • Gases.
  • Diarrea.
  • Reuma.
  • Alergias.
  • Debilidad.
  • Infecciones.
  • Estreñimiento.
  • Mala digestión.
  • Dolores de cabeza.
  • Inflamación de abdomen.
  • Intolerancia a la lactosa y otros alimentos.
  • Desequilibrios del peso (se hace dieta pero no termina de funcionar).
  • Aumento de patógenos como la Cándida Ábicans (un hongo), Salmonella, Estreptococos, etc.
  • Disminución del sistema inmune (la flora intestinal forma una película protectora que impide la entrada de toxinas y otras bacterias negativas a través del tracto digestivo).
Por último, también es necesario asegurarse que los grupos de bacterias probióticas que se suministran son equilibrados unos respecto a otros, ya que estos formaran una simbiosis que necesitara de la sinergia de todas las bacterias para conseguir una flora y actividad intestinal correctas.

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Telf. 665 197 613.