“El diafragma pélvico forma parte de la regulación y adaptación física en funciones reproductivas, excretoras, circulatorias, estáticas y de movimiento.”
El suelo pélvico es el conjunto de
músculos que se encuentra en el fondo de la pelvis menor y que, como se haría
con un “cesto”, contiene y sostiene los órganos reproductivos y viscerales como
el intestino grueso y la vejiga de hombre y mujer, manteniéndolos en su sitio y
ayudando a que lleven a cabo sus funciones, como en el caso de la micción de la
orina, la excreción de las heces del intestino grueso o las sensaciones sexuales
de ambos sexos:
Reproductivos:
- Mujer: útero, ovarios y vagina.
- Hombre: próstata, conductos espermáticos internos, base del pene.
Viscerales:
- Mujer y hombre: parte final del intestino grueso (colon sigmoide y ano), asas intestinales del intestino delgado, vejiga, uréteres.
Nervios
y vasos:
Además de los órganos alberga los
nervios y los vasos linfáticos y sanguíneos que regulan e irrigan dichos
órganos; también tienen una influencia sobre la circulación y el tono nervioso
de los miembros inferiores (varices, linfedema, celulitis, pesadez, molestias
del ciático, etc.).
Los músculos que forman el diafragma o
suelo pélvico se insertan sobre huesos como:
Hueso
sacro: base de la columna vertebral,
e, inteligentemente para los osteópatas: “llave” del cuerpo, más
específicamente, del sistema de articulaciones y fascias del cuerpo, ya que un mínimo
cambio en él provoca que el resto articulaciones y tejidos miofasciales corrija
y adapte su posición para equilibrarse de nuevo.
Huesos
iliacos: relacionados directamente
con la manera en que se hace el apoyo del miembro inferior sobre el suelo poniendo
a prueba a la estabilidad y, en consecuencia, el grado de gasto de energía (economía
corporal). Además, son las paredes laterales del contenedor de vísceras, y del
feto dentro del útero, que es la pelvis en general.
Debido a estas relaciones con nervios,
vasos, músculos, huesos y articulaciones, el diafragma pélvico forma parte de
la regulación y adaptación física en funciones reproductivas, excretoras, circulatorias
(órganos y miembros inferiores), estáticas y de movimiento; y dependiendo de su
estado será clave en la economía corporal ya que puede mejorar o empeorar la capacidad
del cuerpo para realizar los cambios necesarios de manera que se den las
funciones mencionadas dentro de un gasto de energía y comodidad (justa
sensibilidad o no dolor) óptimos.
En el caso de no poder ser así y de que
el diafragma pélvico se encuentre, desde el punto de vista físico, o sea, de un
sistema miofascial, tenso y/o sin el tono correcto para funcionar o responder a
las demandas del resto del cuerpo con normalidad (incapaz de adaptarse
correctamente), se pueden dar casos de signos y sensaciones desagradables y de
mala función.
Por esto es por lo que es interesante
desde el punto de vista osteopático y *holístico trabajar y mejorar su tensión
y capacidad de respuesta adecuadas en casos de (*en el fondo no importa el tipo
de herramienta, todo es igual cuando se tiene un principio o fundamento general
aplicable):
Problemas circulatorios del miembro
inferior y la pelvis:
- Hemorroides.
- Estreñimiento.
- Varices, “arañas”, etc.
- Molestias en la zona de ingle, vejiga y útero.
- Sensación de pesadez de piernas o pélvica.
- Congestión linfática en miembros inferiores y órganos pélvicos.
- Calambres y espasmos miembro inferior y órganos de la pelvis.
Problemas urogenitales:
- Infección de vejiga.
- Incontinencia urinaria.
Problemas en la mecánica o estructura
corporal:
- Escoliosis.
- Lumbalgias.
- Problemas discales.
- Ciáticas y pseudociáticas.
- Esguinces crónicos y de repetición en tobillos.
- Dismetrías no anatómicas en los miembros inferiores (pierna larga, pierna corta).
- Anteversión y retroversión pélvicas (son una fuente de problemas sobre todo o de manera especial en la mujer debido a las situaciones propias de esta: ciclos menstruales, parto, gestación, peso de los hijos, etc.).
- Problemas de boca (la articulación de la boca: ATM es el último lugar donde se intentan adaptar las tensiones llegadas del resto del cuerpo en un intento de equilibrar las fuerzas internas y externas que buscan adaptación desde sus medios interno y externo, y forma una parte importante en el equilibrio cervical y general por la posición y situación de la cabeza, los oídos y los ojos).
- Exceso de curvaturas anterior y posterior de la columna vertebral (hipercifosis o hiperlordosis.).
Problemas en la esfera genital:
- Sequedad vaginal.
- Problemas de fertilidad.
- Picores genitales (vasos y nervios).
- Dificultades en la gestación y en el parto.
- Infecciones urogenitales debido a la mala vascularización y limpieza de órganos y mucosas.
- Impotencia (cambios en la posición de los vasos y nervios que atraviesan el pubis pueden provocar este tipo de alteraciones).
- Problemas menstruales con cambios en la sensibilidad, sangrado y frecuencia.
Problemas hormonales:
- El quistes en los ovarios.
- Producción de estrógenos.
- Menopausia con un exceso de sofocos, cansancio, pérdida de minerales, etc.
- Pérdida o alteración del sueño (glándulas hipófisis, hipotálamo, pineal, tienen una relación directa con las tensiones pélvicas a través de la duramadre y los huesos del cráneo; ver las relaciones sacrocraneales y terapia sacrocraneal).
Problemas digestivos (eliminación):
- Estreñimiento.
- Disbiosis intestinales.
- Congestión abdominal.
También es importante evaluar el
diafragma pélvico:
- Antes del embarazo.
- Durante y después del parto.
- Tras golpes y accidentes.
- Después de intervenciones quirúrgicas.
- Tras infecciones por hongos (cándida), bacterias, etc.
- Después de periodos con el DHIU o el anillo vaginal.
- Ejercicio intenso o especialmente traumático para la zona: hípica, esquí, piragüismo, deportes de contacto, etc.).
Parte del cambio del exceso de tensión
de este, y uno de los métodos más adecuados es la presión con uno o varios
dedos sobre puntos determinados que normalmente coinciden con puntos gatillo
(pequeñas zonas de entre 0,5 cm y 1,0 cm de superficie, especialmente sensible
y reactiva entre las fibras del músculo o el ligamento).
De esta manera se dan cambios en la
tensión y la sensibilidad que se hacen acompañar con el movimiento del tejido
hasta que el mismo cuerpo muestra que es suficiente y el terapeuta con su
percepción (entrenado para el caso), detecta que estos desaparecen (para saber
más sobre el trabajo del terapeuta y la comunicación con el cuerpo, se
recomienda ver información sobre el método de Antiterapia y su valoración de
cambios en el cuerpo gracias a los tests de biofeedback).
Cuando hay una falta de tono se pueden
llevar a cabo ejercicios para el aumento de este, siempre y cuando se haya
procedido a mejorar el terreno o las condiciones que hacen que el diafragma
haya perdido esta capacidad; sí no es así, y existe una problema de fondo, por
ejemplo: un problema de nutrición, de cicatrices o de PH, los ejercicios igual
que otros métodos de trabajo quizá no tengan efecto; por esto es recomendable
valorar y mejorar el terreno antes de llevarlos a cabo o iniciar cualquier otra
técnica.
Siempre que sea adecuado, se puede
acompañar el trabajo con técnicas manuales de limpieza, de mejora de la
circulación y “posición” viscerales (osteopatía visceral) y de esta manera añadir
al tratamiento del diafragma pélvico una corrección que optimice su parte
interna.
Para los nervios que lo regulan y que
proceden de la zona lumbo-sacra, sería igual: mejorar su estado de manera que
mejore el diafragma pélvico.
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