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martes, 26 de julio de 2011

Formas de ayudar al cuerpo cuando se padece una hernia de disco.






Es el primer día de vacaciones con su familia. Luís piensa en que las ha merecido. Trabajó duro todo el año, ¡si señor!. Por fin quedó atrás todo el ruido de la oficina, los telediarios y su economía, los colegios de los niños, los aparcamientos de 45’ mínimo, la “impuntualidad” de llegar en punto y estresado, para que no halla nadie y estar cabreado el resto del día, etc.


8 de la mañana. Con el mar de fondo y rodeado del silencio. Inhala hondo, y un escalofrío le recorre el cuerpo. Se abstrae, no hay ruido. Se empieza sentir vivo, fresco.

Su mujer y los niños no se levantan hasta las 10 más o menos. Le da tiempo a salir a la calle, y correr. Solo quiere disfrutar, durante unos minutos, del silencio mientras corre por el paseo y escucha el suave golpe de las holas marcando el ritmo de sus pasos, antes de volver y despertarles. -¡Esto promete!-, se dice, pensando en los días que le quedan.

Ya lo ve como su ritual privado, y se esfuerza por disimular una sonrisa mezcla de satisfacción y regocijo, como de niño pequeño que se avergüenza, temiendo  que le vallan a pillar. 


Está corriendo. Deja vagar sus pensamientos. No los intenta ordenar ni clasificar. De fondo solo el sonido de sus pasos y el de las olas que marcan su ritmo. Algo le empieza a despertar de su trance. Es leve, pero capta su atención. Una insignificante molestia por la zona baja de su espalda. -No es importante-, se dice, -pasará en un rato-. Se olvida.

Al cavo de unos minutos, cae de nuevo en la molestia. Aumenta, no le deja continuar en su mundo. Le duele. -¡Vaya!-, exclama, y se detiene. Hace unos movimientos, como de prueba: como un rayo, le recorre la espalda y parte de la pierna un dolor eléctrico. Se queda rígido, alarmado, asustado. Le duele mucho y apenas puede moverse.

En el hotel. Semi-recostado en la cama, inmóvil por el dolor, espera al médico. No sabe que pasa; pero algo le dice que nada va a ser como el esperaba.

¿Qué sabemos?:
  • Se trata de parte de los síntomas de la lesión del disco que hay entre las vertebras de la columna.
  • Al romperse su anillo el nucleo se sale, entrando en contacto con los nervios y tejidos de la zona, generando espasmo y dolor; recibe el nombre de hernia discal.
El recorrido del dolor:
  • Por un solo lado del cuerpo (en ocasiones, puede afectar a los dos).
  • Parte baja de la espalda, glúteo y pierna.
  • Parte posterior de la pantorrilla o la planta del pie.
  • La pierna afectada puede sentirse débil.
Lo que dicen las estadísticas:
  • La hernia discal aparece en el 1-3 % de los dolores en la espalda.
  • En los  Estados Unidos, el dolor de espalda baja genera el 25% de la incapacidad laboral. Causando elevadas pérdidas de dinero.
  • En Europa, las estadísticas dicen que: del 10 al 15 % de las enfermedades, corresponden a un dolor en la espalda baja, y el 25 % de estas tienen irradiación a lo largo de la pierna.
  • Hasue plantea que en el 7,5 de los casos, el dolor persistió más de 3 meses.
  • Es mas frecuente en las personas menores de 40 años, debido a que se práctica más actividad física: deportiva o laboral. Y hay más riesgo de lesión.
     Tratamiento médico:
  • La mayoría de las personas mejoran con tratamiento médico: analgésicos y antiinflamatorios, a demás de fisioterapia.
  • Pero en ocasiones es necesario realizar una intervención quirúrgica.
      Pronóstico:
  • Pueden pasar de varios meses a un año o más para poder reanudar las actividades.
  • Un pequeño porcentaje continúa sufriendo de dolor de espalda crónico después del tratamiento.


El cuerpo siempre se adapta:
La vida, requiere adaptación. Los estímulos diarios: trabajo, familia, relaciones con amigos, vivencia interna, etc. Son adaptados en el cuerpo.

Al cavo de un tiempo, la adaptación genera una insensibilización, y solo queda un ruido de fondo. Una tensión de fondo. Se pierde la conciencia del estado anterior.

Músculos y articulaciones, quedan limitados en su movimiento, por esta tensión. Y condicionan un esquema corporal. El esquema corporal se mantiene aunque el estímulo desaparezca (es aprendizaje). El cuerpo se a adaptado, y ahora, sencillamente, eres así.

Cuando tenemos un cambio en los estímulos, puede que no quede margen en el cuerpo para adaptarse a este, por ejemplo: de tensión a relajación en unas vacaciones. Es una incapacidad para adaptarse al nuevo entorno.

De esta incapacidad se genera mayor tensión y disfunciones de todo tipo, apareciendo síntomas en cualquier parte.

En los problemas de hernia de disco, un músculo que puede sufrir mucho es el psoas, que junto a los rotadores de cadera, estabilizan la columna lumbar y la pelvis (sacro e iliacos).

La contracción en exceso de estos músculos, junto a la relajación de otros, genera desviaciones de la columna y el hueso sacro; algo que hace sufrir a los disco vertebrales.

La unidad del cuerpo:
Lo que le sucede a una parte del cuerpo repercute en el resto, y lo que le sucede a esa parte, depende del estado de todo el cuerpo en conjunto. Son las leyes de la adaptación, nada es independiente.

No dejemos de revisar otros sistemas que van a condicionar la tensión del psoas:
  • La vista (condiciona la postura).
  • El oído (equilibrio).
  • Los reflejos que controlan la postura.
  • La pisada.
  • La marcha.
  • Articulaciones de la pelvis y resto de la columna.
  • Problemas de riñón y glándulas suprarrenales.
  • Órganos como el hígado, intestinos, etc.
  • Músculo diafragma.
     A demás de otros factores:
  • Exceso de peso.
  • Ejercicio brusco, mal realizado, con poca preparación.
  • Antiguas lesiones.
  • Cicatrices.
  • Enfermedad de algún órgano.
  • Desviaciones de la columna (escoliosis, híper lordosis, etc.).
  • Problemas degenerativos.
  • Problemas de boca (ATM, dientes).
  • Problemas del sistema sacro craneal.
  • Estado emocional.

Optimizar el trabajo. Hay que ayudar a la persona:
Como vemos, pueden ser varias cosas las que influyen en un exceso de tensión en la zona de la lesión. Para no perder tiempo y esfuerzo, es mejor personalizar el trabajo y realizar los tests de biofeedback que ayudan a valorar el resultado de lo que vamos haciendo.

Un alivio:
Entender las relación entre las diferentes partes del cuerpo y poder aplicar la técnica más adecuada, ayuda a que el cuerpo recupere la capacidad que perdió para hacer los cambios que rebajen su tensión, y así reducir el tiempo de recuperación, e incluso, prevenir una futura lesión. Seguro que esto será, como mínimo, un alivio que acompañe a la persona durante su periodo de recuperación. 


Sin duda lo agradecerá, ya que puede que necesite disfrutar junto a su familia, de unas buenas y merecidas vacaciones.




     Para pedir cita:
     Telf: 665 19 76 13.
     Correo: david.gv.consulta@gmail.com .

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